Ha regresado después de 16 días de baja tras una operación de amígdalas a la que fue sometido el lunes, 5 de abril por un equipo ("un equipazo", ha dicho él) del Hospital Universitario de Cáceres. La estancia en el centro sanitario del alcalde, Luis Salaya, ha sido resumida así por el regidor: "Tenemos una maravilla de instalaciones y las normas covid, aunque aportan que no se pueden recibir visitas, aportan también mucha tranquilidad, que se agradece".

¿Y cómo se ve la ciudad desde el hospital? A la pregunta responde Salaya: "Se ve cerca y lejos, sobre todos los cuatro días que pasé allí. Cuesta no pensar en todos los problemas que has dejado unos días antes, pero poco a poco te tienes que relajar porque es una operación con un postoperatorio molesto".

Hoy el alcalde ha vuelto a su actividad. Su garganta sigue algo resentida y obligatoriamente debe cuidarla. "Tengo que hablar menos", dice con una media sonrisa, con ese particular sentido del humor que le caracteriza. "Hoy he almorzado en el coche", asegura mientras le comenta al concejal de Participación Ciudadana, David Holguín: "Ayer te vi pasar con la bici por Mejostilla".

"Esquivaremos el proyecto de la mina si todo va como debe ir"

Luis Salaya - Alcalde de Cáceres

Con camisa blanca y chaqueta azul marino, Salaya charla con los vecinos de la Asociación Puente de San Francisco, que preside Manoli Fernández y donde no faltó el expresidente Juan Burgos, hijo del que fuera uno de los fotógrafos más míticos de esta ciudad. Es la segunda parada de su agenda, que también ha incluido la presentación del Festival de Teatro Clásico de Cáceres. El mandatario municipal tenía ganas de volver a pisar el ruedo, después de que sus problemas de garganta le impidieran acudir a los dos actos más significativos de lo que llevamos de legislatura: la inauguración del Museo Helga de Alvear por parte de Sus Majestades los Reyes y la firma del hermanamiento con la ciudad de Lumbini para levantar en la capital cacereña el templo budista más grande de Europa.

Pero Salaya no es de lloriqueos, de manera que hoy se le ve feliz disfrutando de las pequeñas cosas de la política municipal, que seguramente sean en el fondo las más satisfactorias más allá del boato de los focos. Más que superada su operación, hoy el dirigente socialista ha hecho labor de despacho. En su mesa ha encontrado uno de los asuntos vitales de su gestión de gobierno: las opciones de protección de la Sierra de la Mosca. La Plataforma de la Montaña le ha enviado documentación y la está revisando. ¿Para hacer de ella una fortaleza contra la instalación de la mina? Y contesta: "Exacto, y por la mina sino para el futuro. Esquivaremos este proyecto si todo va como debe ir, pero en cualquier caso para proteger la Montaña de posibles riesgos en el futuro". Salaya ha vuelto y con él los titulares.