El 27 de diciembre de 2019 se hacía público el nombramiento para Toledo del que era obispo de nuestra Diócesis, Francisco Cerro Chaves. Desde entonces la diócesis funciona ‘al ralentí’, si se me permite decirlo, porque el nuevo nombramiento lo quieras o no condiciona al nombrado, y sus miras están puestas ya en el nuevo destino. 

Esta situación duró hasta el 29 de febrero, día en que tomó posesión del Arzobispado de Toledo. Los órganos diocesanos competentes nombran entonces como Administrador Diocesano a Diego Zambrano, sacerdote pacense que hizo todos sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario de Don Manuel Llopis, y por lo tanto, con pleno conocimiento de nuestra realidad.

El cargo ha condicionado y condicionará hasta la llegada del nuevo obispo todas sus decisiones, porque el código de derecho canónico establece como norma la más absoluta prudencia en todo lo que haga. Esta medida comprensible, está relacionada con la temporalidad de su cargo, pero si esa temporalidad se extiende en el tiempo, y con el añadido de no saber hasta cuándo, la cosa puede llegar a complicase. 

En la actualidad hay en España cerca de una decena de diócesis que no tienen obispo y los nombramientos se van produciendo muy poco a poco. En las páginas de información religiosa, el tema es muy comentado a diario, y las razones para explicar la situación son variadas, con matices y puntos de vista muy diferentes. 

El Concilio Vaticano II, en el decreto Christus Dominus, hace una profunda reflexión teológica y pastoral a la hora de explicar la misión de los obispos residenciales, les da una importancia fundamental en el funcionamiento de las iglesias particulares, por eso se entiende menos la tardanza en dichos nombramientos. 

Y el nuestro ¿para cuándo? Mi último pronóstico fue que en adviento (diciembre pasado), ya lo íbamos a tener aquí y ya veis los resultados. Así que no me hagáis mucho caso. En las últimas consultas realizadas, parece que la nunciatura en España ya ha dado sus pasos, es decir, ya ha mandado a Roma la terna con los posibles candidatos. ¿Cuánto tardará Roma en decidirse? ¡Ah! Esa es la cuestión, valen todos los pronósticos y todas las opiniones. 

No voy a decir nada, pero espero que antes de que el curso termine, ya sepamos el nombre del sucesor de Don Francisco.