Ha sido el principal hallazgo en Cáceres en lo que va de siglo. Es la cisterna de San Roque, al pie de la torre de los Pozos. Su fachada y el fondo de la misma se han limpiado, pero no se ha tomado aún una decisión sobre cómo proceder para su apertura al público y para que se sume a los atractivos turísticos que ofrece la ciudad, «veremos en el seno del consorcio -Cáceres Ciudad Histórica- la forma en la que se abre», indicó este martes el alcalde, Luis Salaya, durante una visita al monumento. La cisterna apareció durante las obras para el ensanche de la calle Mira al Río.

Los trabajos de limpieza que se han acometido en la cisterna han consistido en reforzar y consolidar la plataforma para hacer posible su visita, una limpieza general del agua y también del fondo a cargo de buzos, la colocación de cartelería divulgativa en la zona, la renovación del alumbrado interior y superior de la bóveda de la cisterna y la dotación de un nuevo alumbrado subacuático con el fin de «realzar y poder percibir la naturaleza del fondo de la cisterna, que hasta ahora apenas se veía», según se detalla en la información difundida por el ayuntamiento sobre la obra ejecutada.

La consejera de Cultura, Nuria Flores, participó junto a Salaya en la visita de este martes a la cisterna. Abogó por su apertura al público, aunque tampoco especificó ni cómo ni cuándo. La decisión se tiene que adoptar en un consorcio en el que la Junta de Extremadura participa junto al ayuntamiento y la diputación provincial.

Además participó el director general de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urban, quien también estuvo en abril de 2005 en la visita que se hizo a la cisterna a los pocos días de su descubrimiento, cuando se anunció que se iba a poner en valor este hallazgo.

Las excavaciones se centraron en ese momento en tres puntos: la cisterna, con los sondeos que se realizaron en el terreno; en el exterior, en lo que fue el acceso o escalinata; y en la puerta que hay en el lienzo de muralla de la torre de los Pozos, visible desde la calle San Roque. Lo que se descubrió entonces fue un sistema de abastecimiento de agua seguro para la ciudad durante los asedios. 

La cisterna apareció durante las obras de reordenación del eje de la plaza San Francisco y la calle Mira al Río. La demolición de uno de los inmuebles de esta vía fue lo que permitió el descubrimiento de la cisterna. El agua de este pozo no sale de la Ribera del Marco, pese a su proximidad, sino que «se nutre de las filtraciones del terreno», dijo Salaya, que añadió que se verá «en el seno del consorcio la forma en la que se abre porque no deja de ser un pozo de seis metros y no podemos dejarlo solo y abierto como el resto de monumentos».

La cisterna tiene una profundidad de 6,5 metros hasta la roca del fondo, el agua puede llegar hasta los cinco metros y la capacidad máxima de almacenamiento en este pozo es de 130 metros cúbicos. La cisterna tiene una forma ovalada y cuenta con brocales, que son originales, y con dos troneras de luz, además tiene sillares, posiblemente son romanos, que se reutilizaron.

El consorcio está participado por el ayuntamiento, la Junta de Extremadura y la diputación. Tiene entre sus fines la rehabilitación, el mantenimiento y la conservación de los elementos del patrimonio arquitectónico y arqueológico de la ciudad, la mejora de la movilidad y la dinamización y revitalización de la parte antigua.

Entre las obras que recientemente ha acometido el consorcio está la reparación de las fuentes ornamentales de la plaza Mayor y está en desarrollo la redacción de un inventario del estado de conservación y del uso de los 1.800 inmuebles que hay en el casco viejo. La empresa ganadora de la licitación fue la Sociedad Cooperativa Especial Proyectos Técnicos Sostenibles, que tiene un plazo de seis meses para la realización del trabajo, lleva ya tres meses.

Este estudio completará el que se está realizando con la revisión del plan especial (la normativa que regula los usos urbanísticos permitidos en el casco viejo). Se tendrá que detallar el estado de conservación (ruina, necesita una reforma, rehabilitado...), el uso que tiene (hostelería, oficina, vivienda, despacho, almacén, local comercial, sin actividad...) y el tipo de usuario (propiedad, alquiler, cesión...). Es uno de los trabajos más importantes que se desarrollan por el consorcio Cáceres Ciudad Histórica.

Según la estimación que se hace en el pliego de este concurso por parte de los técnicos del consorcio Cáceres Ciudad Histórica, el número de inmuebles que hay en la zona protegida por el plan especial ronda los 1.800 y el total de viviendas, locales y otros usos es de unos 3.400. Una de las tareas de la evaluación es conocer el número de elementos existentes en la zona. El estudio pretende conocer la situación de los inmuebles del casco viejo, incluido el recinto intramuros. El uso y las ocupaciones de locales y viviendas «se puede calificar como dramático», según el pliego, por el descenso de población de los últimos años. Un ejemplo es que la población del casco viejo se ha reducido un 20% en la última década, según el dato de empadronados que anualmente recoge el ayuntamiento.