Volvió a hacer historia. No hay pandemia ni virus que detenga a la patrona, que ayer fue la protagonista de un acontecimiento histórico después de que un alcalde entregara por primera vez en el santuario y no en Fuente Concejo el bastón de mando a la Virgen de la Montaña, dada su condición de alcaldesa honoraria, un título que ostenta durante todo el novenario.
El desfile es una costumbre que se repite desde el 3 de mayo de 1641, fecha en la que la talla bajó por primera vez desde su santuario ante las peticiones del vecindario en un año de grandes sequías. Desde entonces el bastón se había entregado siempre en Concejo. Ayer el coronavirus cambió la tradición puesto que las condiciones sanitarias han cancelado la Bajada.
Pasadas las siete de la tarde, Luis Salaya, con abrigo gris y pantalón azul marino, llegaba al templo sosteniendo sobre sus manos uno de los tres bastones de mando de la alcaldía, datados en 1930, 1963 y 1982. Este último, de época constitucional, fue el elegido por el regidor para tan especial ocasión; se trata de una pieza que se guarda en el Museo Municipal y que es de madera con empuñadura de oro y está rematada en plata.
La Virgen había sido trasladada a las diez de la mañana desde su camarín (obra barroca pintada en 1765 por Francisco de Tuesta) hasta el presbiterio, justo al lado de la galería de las vidrieras, y con el retablo churrigueresco, obra barroca de Manuel de Lara y Churriguera, como imponente escenario.
En el templo, elefantiásico edificio del siglo XVIII, amparado por Santa Ana y el Cristo de la Salud de Juan Salvador Carmona, el goteo de fieles era constante mientras las cámaras de televisión filmaban este momento único. La patrona lucía con sencillez pero llena de una belleza infinita. La camarera, Pilar Murillo, la había vestido primorosa con el manto de terciopelo rojo bordado en oro, que la cofradía regaló a la patrona en 1998 al cumplirse al año siguiente el 75 aniversario de su coronación canónica, oficiada en 1924 por el cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, monseñor Reig y Casanova. La prenda que la imagen viste hasta este domingo fue confeccionada en Valencia por un taller de bordados artesanales.
La Montaña lucía esplendorosa sobre su trono de sabiduría: las andas de plata adquiridas en los años 60 en un taller sevillano. En su sien, la corona de diario, llena de majestuosidad, circular de plata dorada, elaborada con las joyas que sobraron de la comunmente denominada ‘Corona buena’, fabricada en 1924 por el prestigioso joyero madrileño Félix Granda, de cruces de rubíes, oros, brillantes, zafiros y esmeraldas, cuajada de diamantes por la que se pagaron 1.500 pesetas.
Alrededor de su cuello una toca contemporánea, el pectoral del obispo, dos medallas de la Guardia Civil y otra donada por un particular. La camarera de ornato, Pilar Campos, junto al resto de sus colaboradoras, eligieron nuevamente las flores de Bouquet: clavelinas, margaritas, rosas, y por siempre lirios.
El alcalde, acompañado por el mayordomo de la cofradía, Juan Carlos Fernández Rincón, y el vocal de Gobierno, Alberto Gómez-Saucedo Márquez, entregó el bastón al vicemayordomo, Marcial León, que subido a las andas, colocó la pieza a la talla, de estilo sevillano realizada en madera de nogal policromada por artista desconocido entre los años 1620 y 1626.
Concluido el protocolo, aplausos entre un sonoro ‘Viva la Virgen de la Montaña’ y un alcalde, visiblemente emocionado, diciendo a los fieles: «Y que el año que viene, baje». Después, un ramo del ayuntamiento se sumó a la decoración floral de la Cacereña Bonita.
Actividades
Y es que el novenario inició ayer sus días de mayor actividad con la visita por la mañana de una representación de la comunidad educativa del Colegio San Antonio. La jornada se completó con la donación de sangre en el Hospital de San Pedro de Alcántara, oficializada en 2012 cuando el novenario se celebró en Santo Domingo por las obras en Santa María. Desde entonces, la costumbre es que el primero en donar sea el vocal de gobierno, que volvió a demostrar su solidaridad.
Igualmente, desde ayer se recogen alimentos en el santuario para las personas más necesitadas. Lo gestiona el Banco de Alimentos de Cáceres y la cofradía hace un llamamiento a los donativos.
Los actos continúan hoy con el besamanto, que se extenderá hasta mañana en horario de 9.00 a 22.00 horas. La entrada será por la puerta de acceso general y la salida por la galería de las vidrieras. Precisamente este sábado, a las cinco, la tuna le cantará ‘Cacereña salerosa’ y habrá una ofrenda del Cristo del Humilladero a las siete de la tarde.
Finalmente, la misa del domingo a las diez no será de campaña en la explanada del santuario tras la recomendación del administrador diocesano, Diego Zambrano, sino que será oficiada por éste en Santa María. La junta de la cofradía ha hecho un llamamiento a los hermanos para que ese día acudan con la túnica azul y capelina blanca propia de los desfiles procesionales. «Que al menos este año nos la pongamos», confió Gómez-Saucedo.