La próxima semana empieza en los consejos rectores de los organismos autónomos el debate de los presupuestos del ayuntamiento de 2021. Demasiado tarde teniendo en cuenta que el gobierno local de Luis Salaya hace meses que se garantizó los votos suficientes. Hasta que entre en vigor, algo que no pasará hasta junio cuando las cuentas tengan su aprobación definitiva, se seguirá con el presupuesto prorrogado de 2020.

Hace más de una década que no se aprobaba tan tarde un presupuesto, hay que remontarse a las cuentas de 2009, entonces el gobierno municipal, también en minoría, negoció hasta el final la búsqueda de apoyos para sacar las cuentas, pero antes de mayo ya se había llevado al pleno de la corporación el documento para su aprobación inicial. Los presupuestos de 2012 también fueron una excepción, pero no por no hacer los deberes a tiempo, se aprobaron antes del final del año anterior, sino porque se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia el acuerdo de su ratificación antes de que se aprobase por el pleno, una metedura de pata increíble.

Es difícil encontrar una explicación a esta tardanza en las cuentas de 2021. Es verdad que no es algo poco habitual operar con un presupuesto prorrogado, en Cáceres se han tenido cuentas prorrogadas en 2010, 2011 y 2019. Pero teniendo los votos suficientes, no se entiende. Ni Unidas Podemos ni el concejal no adscrito Teófilo Amores van a bloquear al gobierno socialista la aprobación de las cuentas locales.

Esa explicación no se ha dado. El pasado viernes solo se anunció por parte del gobierno un calendario que llevará a que en el pleno ordinario de mayo se aprueben los presupuestos inicialmente. Luego habrá un periodo de exposición pública de quince días hábiles. Si no hay alegaciones, entrarán en vigor en junio. Si las hay, tardará un poco más porque el documento volverá a la comisión informativa y al pleno.

Esta tardanza ha hecho que para no retrasar el plan de ayudas a pymes y autónomos se haya aprobado ya una modificación de los presupuestos prorrogados. Con esta modificación, ya ratificada por el pleno y con trámite de información pública, se habilita crédito por importe de tres millones de euros para este programa de subvenciones que dará prioridad a los sectores más afectados: el comercio, la hostelería y el turismo. 

Pese a la tardanza en su aprobación, los presupuestos de 2021 serán los más importantes que gestione Luis Salaya. Y lo serán por la principal novedad que presentan frente a cuentas anteriores, incluyen en su apartado de ingresos una partida de 8,1 millones de euros con cargo a una operación de crédito que se destinará a la financiación de inversiones. Con los plazos de licitación y adjudicación, el alcalde y su gobierno pueden llegar con esas inversiones hasta mediados de 2022.

Por lo demás, salvo el incremento que también se produce en el gasto social, las cuentas municipales vuelven a estar condicionadas por los dos primeros capítulos de gastos, el de personal y el de bienes corrientes y servicios, que se llevan más de dos terceras partes del dinero, son más de 50 millones en un presupuesto de 77. 

En mayo se aprobarán inicialmente las cuentas de 2021. En septiembre ya se tendría que empezar a trabajar en las de 2022.