Había hierbas que han crecido sin freno, pastos que supondrían un riesgo para la zona en cuanto suba le termómetro, árboles secos, ramas que dificultaban el tránsito por algunas zonas... los vecinos del antiguo poblado minero lanzaron una convocatoria para limpiar la maleza que se acumulaba en torno a sus casas y cerca de una treintena de personas respondieron a la llamada y se afanaron en despejar el entorno durante más de tres horas de trabajo en la zona. 

No ha dado tiempo a hacer todo, «pero sí una buena parte» defendía tras la mañana de trabajo Francisco Naharro, presidente de la Asociación Minas Aldea Moret, de la del Poblado Minero y uno de los doce vecinos que habitan aún las casas que siguen en pie en el viejo poblado. Algunas de las deshabitadas se están viniendo abajo y por eso la jornada también sirvió para reivindicar el abandono de la zona, sobre la que hace una década se planteó un gran proyecto que prometía revolucionar el entorno. 

«Pretendían traer un trozo de Manhattan aquí y no se trata de eso. Es mejor restaurarlo y darle un contenido social y una utilidad», reclama Naharro, que propone que se adecenten algunas de las casas a través de la Universidad Popular para crear espacios en ellas en los que catalogar todas las piezas que han ido rescatando en la asociación o poner en marcha un centro de estudio sobre la minería. «Y si no, al menos el ayuntamiento debe trabajar en el mantenimiento de lo que hay», reclama.