Hace 27 años, lleva 36 al frente de su negocio, Juan Vicente Pulido se gastó 800.000 de las antiguas pesetas en poner teléfono en su quiosco de flores de la avenida de España, célebre donde los haya. «La obra corrió de mi cuenta y la conducción se realizó desde el Bombo hasta mi puesto. Telefónica le dio a una subcontrata los trabajos y se realizaron», cuenta el dueño de Flores Juanvic. Con el paso del tiempo, las ratas y las raíces de los árboles han acabado destruyendo la conducción. Ahí comenzaron los problemas.

La línea área alternativa no ha sido una solución, porque los problemas son constantes

Juanvic relata que lo de la compañía y el teléfono «es un choteo y no quieren realizar la obra porque vale mucho dinero». La alternativa fue una línea aérea que a los 15 días ya le estaba «dando problemas». Entonces recuerda lo que le ocurrió un Día de San Valentín, cuando se quedó sin teléfono y «tuvimos que tirar 3.000 rosas a la basura porque nos quedamos sin pedidos».

Desde que tiene este nuevo sistema asegura que los problemas son constantes. «Los días que se acumulan muchas llamadas no oímos nada y perdemos una cantidad de dinero impresionante. Nos dicen que lo reseteemos, que esperemos quince minutos, y así llevamos veintitantos años. Llamas y un día te atienden desde México y otro desde Uruguay al siguiente desde Benidorm», pero las vicisitudes continúan, dice Juanvic, que no quiere resignarse al choteo.