Todas las revoluciones industriales han ido mucho más allá de la economía: han cambiado la sociedad, la forma de vivir, las relaciones, el hogar, la salud... Cáceres se quedó a rebufo de las tres anteriores porque le faltaban muchas condiciones para poder competir con igualdad, y su gente tuvo que marcharse. El Covid acelera ahora la consolidación en el mundo desarrollado de la Cuarta Revolución Industrial, llamada ‘Industria 4.0’. Tiene dos pilares clave: la transición ecológica (una economía más verde, más sostenible) y la transformación digital (las nuevas tecnologías son su base). Cáceres, esta vez sí, tiene a mano ambos credos, pero no puede competir en el siglo XXI con polígonos industriales añejos de centurias pasadas. Y tampoco puede perder más trenes.

Por ello, la Diputación Provincial acaba de enviar a los 223 municipios cacereños un amplio informe con el nuevo prototipo de Polígono Industrial Ecológico y Digital, «los denominados PIED», precisa el diputado responsable de Innovación y Provincia Digital, Santos Jorna. Se trata de un modelo de lo que está haciendo la UE dentro del movimiento ‘Nueva Bauhaus Europea’. Puede que suene a utopía, pero las personas que vivieron las anteriores revoluciones industriales tampoco sabían que aquellos cambios inauditos llegaban para quedarse. Es más: estos proyectos serán financiados por Europa con una auténtica lluvia de millones (un 60% de los fondos de resiliencia, que serán de unos 70.000 euros para los próximos tres años), porque la UE sabe que ha perdido la iniciativa industrial y debe recuperarla. «Los municipios cacereños ya cuentan con el prototipo para empezar a trazar algunos proyectos y tenerlos listos cuando empiecen a llegar las subvenciones», indica Jorna. Evidentemente, un pueblo de 5.000 habitantes no puede diseñar un espacio completo de este tipo, pero sí puede aplicar determinadas ideas.

Porque la nueva economía busca otros entornos más sostenibles y Cáceres da juego. La propia capital comienza a ser un ejemplo con un sector creciente basado en las tecnologías y en dos proyectos que dan sus primeros pasos: un gran centro referente en energías renovables y un polígono ecoindustrial. La Diputación acaba de remitir el prototipo con su guía a todos los municipios cacereños para que aprovechen sus condiciones de sostenibilidad, y los alcaldes están llamados a unas jornadas en junio.

Así comienzan a gestarse

«Tenemos que intentar que los polígonos de la provincia estén adaptados a las dos tendencias que ya son obligadas: la transición ecológica de la economía y la transformación digital. Porque la nueva revolución industrial cambia no solamente los procesos de trabajo y las relaciones laborales, sino también los espacios: las ciudades, los pueblos y sus polígonos», matiza Santos Jorna. Polígonos que en otros lugares ya han comenzado a generar su propia energía con fuentes renovables (eólica y solar) en pequeñas plantas anexas y en los tejados de las empresas, lo que les permite constituir comunidades energéticas, ahorrar en uno de sus principales gastos, y mantener el parque empresarial (alumbrado y semáforos inteligentes, electrolineras, hidrogeneras…). Pero sobre todo, son polígonos que fomentan la llamada simbiosis industrial: «Las empresas no se dan la espalda, mantienen una economía colaborativa, una competencia diferente. Por ejemplo, los residuos de un negocio pueden ser la materia prima de otro, y existen espacios de coworking (colaboración)», matiza.

En definitiva, espacios coordinados que dejan atrás los polígonos conocidos hasta ahora (hileras de naves sin conexión, concebidos para otras necesidades) y crean zonas verdes, espacios destinados a la conciliación (guarderías, residencias…), composteras, carriles bici…

Más que construir, reciclar

«Hablamos de conceptos ligados a la sostenibilidad y a la ecología industrial. No nos engañemos: ya son totalmente imprescindibles para nuestros polígonos», advierte Santos Jorna. Y no se trata de crear nuevas zonas empresariales de la nada, algo completamente inviable en los pequeños pueblos cacereños, «pero sí de comenzar a realizar pequeñas transformaciones en las que ya existen, o en las previstas». Porque la nueva economía verde y circular busca estos espacios en Europa, y la provincia ofrece serias ventajas por su comunión con el entorno natural.

 «Ya perdimos otros progresos y lo seguimos pagando caro. Por eso no podemos perder esta revolución que une lo verde con lo digital, que permite que desde un pueblo se trabaje para grandes empresas. Vamos a intentar pasar de la tierra del olvido a la provincia de las oportunidades», destaca el diputado.

«Perdimos otros trenes y lo pagamos caro. No podemos perder esta revolución que une lo verde con lo digital»

Santos Jorna - Diputado de Innovación y Provincia Digital

Las ayudas para estos proyectos llegarán de los fondos de recuperación y resiliencia (70.000 millones) comprometidos por la UE: en torno a un 30% para la transformación ecológica de la economía, y otro tanto para la transformación digital. «Por ello es necesario que los ayuntamientos sean proactivos, que utilicen este prototipo y preparen proyectos competitivos de cara al reparto de los fondos europeos», advierte Santos Jorna. Por cierto que ese modelo con su informe, realizado por la Diputación en colaboración con la Politécnica, también se ha facilitado a la Cámara de Comercio, a las asociaciones de empresarios y a los gestores de polígonos. «Es un modelo libre. Cuantos más, mejor para la provincia», matiza el diputado.

De hecho, en los últimos años, regresar al mundo rural ya no es sinónimo de fracaso. Ahí están los nómadas digitales para demostrarlo. Pero lógicamente, además de espacios acordes con las nuevas formas de producción, necesitan un segundo pilar básico: una cobertura de fibra óptica lo más accesible, práctica y eficaz posible. También en este sentido se ha avanzado. La Diputación Provincial ya ha llevado dicha conexión a todas las sedes de los 223 ayuntamientos, mancomunidades y entidades locales menores. Ahora, los planes PEBA, financiados por el Gobierno con la concurrencia de las operadoras y el seguimiento de comunidades y diputaciones, acercan la fibra óptica a los hogares y negocios de los municipios

«Hace dos años llegaba a más del 50% de los habitantes de la provincia cacereña. Ahora supera el 91%, lo que supone unas 350.000 personas en 149 municipios. Falta un 9% concentrado en las 70 localidades más pequeñas, que entre este año y el que viene tendrán conectividad», detalla Santos Jorna. La inversión ya está por encima de los 50 millones de euros. Además, la propia Diputación ha optado por destinar otros 350.000 euros para crear en estos 70 pueblos espacios conectados con la fibra óptica de sus ayuntamientos, de modo que los vecinos puedan navegar en ellos a una velocidad adecuada mientras llega la red a sus hogares y empresas. Esta experiencia se complementa con el inicio de un proyecto de ciberseguridad que alcanzará hasta 90 entidades locales provinciales.

Ayudas a empresas

Además de los ecopolígonos y de la fibra óptica, existe una tercera iniciativa encaminada al mismo fin: la Diputación de Cáceres sacará una línea de ayudas para empresas que destinen trabajadores, servicios o ambos a municipios de menos de 20.000 habitantes. Para completar este desembarco, la institución provincial estudiará un programa que permita crear espacios de trabajo compartido (coworking), donde profesionales de distintas empresas puedan desarrollar sus tareas desde el mundo rural. «No queremos que el tamaño de un municipio ni su ubicación marquen su futuro en plena era digital», concluye Santos Jorna.