Benita, Maripuri, Gerardito, Juana, Antoniaco... En el colegio Carmelitas los vencejos no son unos pájaros que anidan en los tambores de las ventanas, son una colonia que convive con la comunidad educativa e incluso tienen sus propios nombres. Claro que el preferido es Apus, porque instalaron una cámara en su nido y el animal se ha convertido en la estrella de una especie de ‘Show de Truman’ en versión ecológica que a los niños les encanta. Ningún escolar de Cáceres sabe más de esta especie que ellos. Mientras, más abajo, en la muralla, ya funcionan los reclamos sonoros instalados por el ayuntamiento para que las parejas ocupen las cajas nido de la zona recién restaurada. Y la Ciudad Monumental prepara una pequeña feria de aves que protagonizará el vencejo.
Cáceres es una potencia ornitológica en esta especie que puede pasar años sin posarse en tierra, pero además con una particularidad: «Se trata de uno de los pocos lugares donde abunda más el vencejo pálido que el común, una característica muy singular y enriquecedora de nuestra ciudad», explica Marcelino Cardalliaguet, delegado de SEO/BirdLife en Extremadura. Y aunque siempre tuvo firmes defensores, durante los últimos tiempos han comenzado a sucederse más acciones para su protección en el entorno cacereño.
¿Por qué Cáceres?
«Les gusta mucho anidar en roca, y por tanto, como ocurre con otras aves urbanas, se sienten atraídas por los grandes edificios antiguos, también por los modernos si tienen oquedades», destaca Cardalliaguet. «Y la arquitectura de Cáceres, con su ciudad histórica y sus huecos ideales para la cría, promueve su nidificación», destaca Juanjo González, miembro de la Asociación Vencejos de Extremadura y criador del Centro de Recuperación de Aves de Sierra de Fuentes, experto en esta especie.
Junto al tipo de arquitectura, Juanjo González apunta otra segunda razón de su proliferación en Cáceres: «Es una ciudad sana, rodeada de campos, con muchos insectos que son su fuente de alimento y la de sus pollos», revela. «Puede consumir cantidades increíbles sobre todo en época de cría, equivalente a su propio peso cada jornada», aporta Marcelino Cardalliaguet. Por tanto, «funciona como un insecticida natural, nos libra de cientos de miles de mosquitos y de avispas dentro de un equilibrio natural. Su presencia resulta muy adecuada en zonas húmedas como la Ribera del Marco, que gracias a estos mecanismos naturales no está infectada de mosquitos», aclara el delegado de SEO.
En realidad, el casco histórico de Cáceres resulta tan excepcional que forma una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) del cernícalo primilla, pero esta figura en realidad protege a todas las aves, «y el vencejo es una parte muy importante», destaca Cardalliaguet. De hecho, Juanjo González dispone de una aplicación en la que va incorporando todas las colonias que descubre, también en la zona moderna. Tiene controladas unas cuarenta, las más pequeñas con dos o tres nidos, pero otras con muchos más.
Las colonias se van formando porque esta especie vive en comunidad, ya que busca un entorno seguro. «Cuando una pareja se reproduce, las parejas nuevas tratan de quedarse también en ese lugar porque saben que ahí los nidos han salido adelante, es una especie de seguro de vida. Desarrollan un instinto filopátrico, de modo que tienden a criar donde sus padres, donde han nacido, donde han volado por primera vez», detalla Juanjo González.
"Son insecticidas naturales porque cada día capturan su peso en mosquitos"
Sin embargo, la presencia de estas colonias pasa muchas veces desapercibida. «No dañan los edificios porque es un ave que solamente se posa para entrar en el nido, poner los huevos y dar de comer a los pollos, el resto del tiempo lo pasa volando. Por eso tiene las patas tan cortas», indica Cardalliaguet. Puede estar meses sin posarse, años... «Duerme en el aire, su ligereza se lo permite. Tiene las alas muy grandes en comparación con su cuerpo y se sustenta sin perder altura», matiza.
De ahí que sea difícil controlar todas las colonias. La Asociación Vencejos de Extremadura, creada hace solo un par de años, dará un paso más el próximo fin de semana con motivo de las propuestas que desarrollará la Asociación de Vecinos Ciudad Monumental para rememorar el Festival de las Aves de Cáceres, que lleva dos años sin celebrarse a causa de la pandemia. «Hemos programado algunas actividades, sobre todo relacionadas con los vencejos, como exposiciones, rutas de observación y una ruta con voluntarios por las zonas de la muralla que aún no han sido restauradas, a fin de censar las colonias», explica Juanjo González.
De hecho, la primera fase de la restauración de la muralla retrasó en 2019 el inicio de los trabajos a propuesta de estas asociaciones conservacionistas, puesto que los pollos de los vencejos aún seguían en sus nidos. El ayuntamiento se comprometió a tener en cuenta estas cuestiones medioambientales en la planificación de nuevas fases. Además, el propio consistorio ha colocado 130 cajas nido de cerámica natural a lo largo y ancho del lienzo de San Marquino, desde la torre de Hernando Pizarro hasta el Arco del Cristo (Olivar de la Judería, Baluarte de los Pozos, barbacana de San Roque, Torre del Concejo...). Tienen unas medidas de 7 x 3 cm. para evitar el acceso de otras aves.
Oquedades abiertas
También el ayuntamiento ha dejado algunas oquedades abiertas en zonas donde los técnicos de patrimonio entienden que no se perjudica la muralla, un elemento del siglo XII cuya protección resulta siempre prioritaria.
Además, para animar a las parejas a volver a sus enclaves tras las obras, el consistorio ha instalado reclamos sonoros realizados exclusivamente para este fin con tecnología I + D + I. Son dos de vencejo pálido y tres de vencejo común. Cada día se activan de ocho a diez de la noche para dar a entender a las parejas que esa zona ya está habitada por otras, y que por lo tanto es segura para nidificar. Funcionan por energía solar y están listos para soportar las inclemencias del tiempo.
Desde las asociaciones conservacionistas están de acuerdo con las soluciones que finalmente se han aplicado a las obras de restauración, pero plantean algunas puntualizaciones. Para SEO/ BirdLife, «aunque entendemos que ciertas zonas tenían grandes daños y han necesitado una completa restauración, en cambio los nidos se podían haber dejado sin cerrar en partes menos afectadas de la Torre de los Pozos y en otras ubicaciones, porque los vencejos no hacen daño, no escarban, ocupan las oquedades ya existentes del tapial», argumenta Cardalliaguet. «Las medidas del habitáculo que han creado para estas aves son un poco más pequeñas de las que creemos convenientes, pero en general no han sido malas soluciones», corrobora Juanjo González.
"Cada año recibimos unos 400 pollos de vencejo en el Centro de Recuperación de Aves de Sierra de Fuentes"
Ambos colectivos están supervisando la muralla para comprobar si los vencejos vuelven. «Los reclamos están atrayendo a parejas a las cajas nido. No sabemos si son las mismas que estaban antes de la obra, pero con el tiempo se montará otra colonia. Eso sí, nos preocupan las aves que estaban en la muralla antes de la obra, que podrían llevar dos años sin criar, lo que provoca retrasos reproductores con consecuencias en las poblaciones», precisa Cardalliaguet.
Cada obra resta espacios
«Nosotros también estamos haciendo un seguimiento y vemos que entran en los nidos, pero que también salen. Es pronto para decir si los están ocupando, aún debemos esperar», plantea Juanjo González, quien sostiene que hay que asegurar colonias fijas, «porque sus nidos están desapareciendo con las reformas sucesivas en las edificaciones». Según explica, «cada obra que se realiza, ya sea en edificios antiguos o modernos, cada fachada que se luce o cada tejado que se renueva, todo ello reduce su población, les va restando espacios, y se aprecia año a año cómo bajan las colonias. Por eso creamos la Asociación Vencejos de Extremadura, para concienciar y tratar de evitarlo», señala el criador.
Además, estas reformas suelen coincidir con su época de reproducción, «y los efectos son doblemente dañinos, porque cuando les destrozas el nido, se pierden los pollos y la nidada de ese año». Juanjo González, como criador del Centro de Recuperación de Aves de Sierra de Fuentes, llega a recibir cada año hasta 400 pollos que acaban en el suelo fruto de estas y otras incidencias. «Allí los criamos y luego los soltamos, aunque es cierto que aumenta la concienciación», señala.
Y es que, como detalla Marcelino Cardalliaguet, los vencejos necesitan reproducirse con abundancia porque «en los largos viajes migratorios se pierden muchos ejemplares, nosotros estimamos que una de cada cuatro aves puede morir, de manera que tienen muchos pollos para garantizar la supervivencia de la especie».
Cada pareja puede poner tres o cuatro huevos. «En mayo ya los están criando, y el vencejo pálido logra incluso una segunda nidada a finales de julio», precisa el delegado de SEO. De los huevos normalmente salen todos los pollos y sobreviven porque hay comida suficiente. El problema es que se lanzan a volar del nido a la primera, sin más. Pero sobre todo, deben afrontar demasiado pronto su primer viaje migratorio, que no siempre resisten.
Pese a su pequeño tamaño, vuela hasta el sur de África atravesando el Sahara y todo Centroáfrica para esquivar el invierno
Sin embargo, tienen pocos depredadores naturales: «Son las rapaces, los halcones (el primilla se excluye por su pequeño tamaño), el milano real, las águilas... Y algunas aves oportunistas como las urracas, que los atrapan si fallan en su intento de volar», relata Marcelino Cardalliaguet.
Todo esto lo saben los niños del colegio Carmelita de Cáceres. Hace cuatro años, el centro comenzó a colaborar con la Asociación Vencejos de Extremadura dada la importante colonia que tiene en los pisos superiores. El colegio ha hecho de estas aves un ejemplo de concienciación y conocimiento, mediante un programa que se encarga de velar por la seguridad e integridad de la colonia, además de transmitir a los alumnos el valor ecológico de la especie, según explica su directora, Rosa Mª Gómez. Realizan distintos tipos de actividades e incluso una fiesta de recibimiento en el patio cuando llegan de su larga migración.
Un vencejo en clase
«A veces alguno entra por las ventanas y entonces los niños los cogen y, si están sanos, los vuelven a echar a volar del modo correcto, tal y como han aprendido», desvela la responsable. Otras veces hallan un ejemplar herido, que es trasladado al Centro de Recuperación de Aves de Sierra de Fuentes.
El colegio tiene todo un proyecto en torno a la especie, coordinado por la profesora Aroa Domínguez, doctora en Biología, que controla una webcam situada en uno de los nidos. Se encarga de hacer el seguimiento, supervisa el número de huevos y observa los polluelos que salen adelante, en coordinación con Vencejos de Extremadura. «El primer año contamos 25 nidos, el segundo 30, y ahora estamos pendientes de hacerlo en junio-julio», dice la docente. De hecho, este proyecto, denominado ‘Vedruna amigos de los vencejos’, se acaba de presentar al Festival de los Vencejos de Alange.
Los escolares ya esperan a sus amigos entre febrero y abril, cuando llegan de pasar el invierno en el sur de África (primero lo hacen los pálidos). «El vencejo ha sido elegido especie del año 2021 en SEO/ BirdLife. A través de nuestro programa ‘Migra’ se puede seguir, con emisores satélites, cómo vienen desde la zona de Mozambique, van cruzando Centroáfrica y recorren todo el desierto del Sahara. Son viajes impresionantes para un ave de ese tamaño», destaca Cardalliaguet.
Los alumnos también saben que emiten distintos sonidos según el momento y el contexto, que las parejas son estables y que vuelven al mismo nido desde miles y miles de kilómetros. ¿Cómo? No se sabe. Por estas y otras habilidades resultan fascinantes.
«Nos encantaría que los Colegios de Arquitectos comenzaran a incluir, en los proyectos de reformas y nuevas construcciones, pequeños espacios que garantizaran su supervivencia, ahora comprometida. No hacen daño, ni siquiera sus residuos son corrosivos, de hecho se volatilizan», destacan desde Vencejos de Extremadura. «Su presencia es un indicador de que nuestras ciudades son saludables. Si algún día desaparecen, significará que tenemos problemas», concluyen desde SEO/BirdLife.