Una de las casas señoriales de mayor belleza de la calle Parras, en claro estado de deterioro, está siendo al fin rehabilitada. El milagro ha llegado de la mano del arquitecto José Ignacio Pavón y su mujer Carmen Nogales Muñoz, que han comprado el edificio para hacer de él apartamentos turísticos. Se trata de una joya arquitectónica de dos plantas y alrededor de 900 metros cuadrados útiles y que tiene especial protección en el Plan General Municipal.

Esta catalogación es lógica si se tiene en cuenta el valor de los elementos de los que dispone: bóvedas y escaleras de granito, cerrajería y unos espléndidos miradores. «Es una arquitectura típica de la época en la que fue construido, a principios del siglo XX», explicó José Ignacio Pavón.

El establecimiento tendrá categoría de dos llaves y prevé abrir el verano que viene. Ahora está en obras

La obra, que realiza Álvaro Blas Construcciones, pasa «por quitarle todos los añadidos malos que se pusieron con el paso de los años porque casi todas las intervenciones han sido fallidas», señala con buen criterio el propietario. «Nuestro objetivo es devolverle el esplendor. Dotar al edificio de sus características originales», subraya Pavón. 

Fue a principios de 2020 cuando adquirieron el inmueble. Las obras comenzaron el pasado mes de mayo y el objetivo es que estén finalizadas en el plazo de un año para poder abrir, si todo sale según lo programado, el próximo verano. «Tampoco podemos dar fechas concretas porque este tipo de actuaciones no son proyectos cerrados». Es normal ya que la reforma de una casa de estas características es siempre compleja y la fisonomía de la calle Parras no ayuda, dada la estrechez de la vía y especialmente el tráfico incesante, lo que hace complicada la carga y descarga de materiales.

El objetivo es construir entre 11 y 12 apartamentos, con categoría de dos llaves, un diseño moderno y una piscina que está proyectada en el patio trasero. Literalmente, una maravilla y un regalo para Cáceres, en un emplazamiento estratégico: a dos pasos del párking de Obispo Galarza, en pleno casco histórico y al lado del paseo de Cánovas. Pocas calles como Parras ofrecen tantas posibilidades y pocas calles como ella han estado sometidas a décadas de injusta dejadez y olvido. Afortunadamente las cosas empiezan a cambiar de la mano del gobierno municipal de Luis Salaya, que proyecta su semipeatonalización, y no nos olvidemos, de la iniciativa privada que hace posible no solo mejorar edificios emblemáticos sino convertirse en un acicate para el turismo, un sector en alza ahora que la pandemia parece que se relaja.

Al ser un inmueble protegido conservará los miradores, la cerrajería y bóvedas y escaleras de granito

Hace una década el centro histórico de Cáceres tenía 1.756 edificios, de los que alrededor de 650 presentaban algún tipo de deficiencia. Muchos se encontraban sin habitar, lo que influía directamente sobre la conservación de los inmuebles colindantes. Son los datos extraídos de la oficina municipal del Área de Rehabilitación Integrada y que recogía un estudio del catedrático Antonio Campesino, publicado en el 2008. La desertización del centro ha ido a más desde entonces, pero invertir en turismo parece una baza segura y gracias a esta alternativa a muchas casas se les está haciendo un necesario lavado de cara.

Cáceres es un filón turístico y hay empresarios que al fin se han percatado de ello. Las cifras hablan por sí mismas y en solo un año, antes del coronavirus, desde el 1 de agosto de 2018 a septiembre de 2019, la ciudad había abierto 48 apartamentos turísticos más. Eran estadísticas que ofrecía la Junta de Extremadura a este diario. El gobierno regional explicó que en ese momento había 362 apartamentos turísticos legales repartidos por Extremadura, 77 en la provincia de Badajoz y 285 en la provincia de Cáceres. En concreto en la capital cacereña sumaban 142.