El restaurante de la Casa del Sol, ubicado en un edificio declarado como Bien de Interés Cultural, levantado en el siglo XVIII e inaugurado como empresa turística y de restauración en 2019, ha sido el escenario escogido por el alcalde Luis Salaya para hacer el balance de sus dos años de legislatura cuando el próximo martes, día en que tomó posesión, cumplirá el ecuador de su mandato.

Ni las sombrillas han podido aplacar el calor de este viernes que estoicamente han aguantado el regidor y los miembros de su equipo de gobierno durante la hora que ha durado la intervención del dirigente socialista. En ella, ha puesto el foco en la Ribera del Marco y en su reconstrucción, una de sus propuestas electorales estrella que hasta el momento no ha dado frutos.

Pero el alcalde ha abanderado hoy esta iniciativa y ha hablado de ella cuando se ha referido al proyecto de saneamiento y depuración de aguas que se va a llevar a cabo en toda la ciudad. Está cifrado en más de 84 millones de euros y su licitación está en puertas. Estos fondos, con cargo a la Confederación Hidrográfica del Tajo contemplan, entre otras actuaciones, una mejora del encauzamiento del Marco a su paso por la Ronda de Vadillo, entre Iberdrola y Empresariales. No es una noticia nueva. Ya se había avanzado esta inversión, que contempla la construcción de un paseo fluvial en ese tramo para el que, de momento, no hay fecha concreta de inicio de obras.

El resto de acciones de mejora de la que es una de las asignaturas pendientes de la ciudad y cuya intervención no debería demorarse por más tiempo, pasa por el mantenimiento de huertos sociales, públicos y de ocio e incluso su ampliación ("ahora estamos trabajando en el lío de las expropiaciones", apuntó el regidor), así como la construcción de un Laboratorio de Circularidad Alimentaria que, hablando en lenguaje de tú a tú, significa ceder esos huertos sociales que tendrán, valga la redundancia, un fin social, es decir, quienes los cultiven venderán sus productos a personas con necesidades básicas y lo harán a precios asequibles.

Además, la intención de Salaya es abrir una red de caminos públicos para que los visitantes puedan pasear por ellos, conocer los huertos y, por tanto, redescubrir la Ribera. Algunos de esos caminos han sido usurpados, otros podrán recuperarse, otros podrán crearse nuevos. "Cada vez que hablo de esto por la mañana recibo alguna llamada por la tarde", confesó Salaya en relación a la complejidad de las propiedades, en cuyo catálogo, avanzó, "ya están trabajando los técnicos municipales".

El alcalde descarta, eso sí, hacer del Marco un parque urbano, sino más bien reconstruir un espacio manteniendo su esencia y devolviéndole el carácter de vertebración social que siempre tuvo, con la recuperación de rincones verdes para el esparcimiento de los ciudadanos.

No en vano el origen de Cáceres se debe a la Ribera. Se trata de siete kilómetros que dieron vida a la capital. Su caudal brotó bajo las placas del Calerizo, a los pies de la Fuente del Rey, en el barrio del Espíritu Santo, y de allí corrió hacia el noroeste hasta desembocar en el Guadiloba. Las dos claves para que los primeros habitantes formaran comunidad eran la leña y el agua, milagros de la naturaleza que facilitaron el asentamiento de la villa. De manera que la Ribera del Marco es el río de Cáceres. Alrededor de su ladera creció una ciudad que durante los últimos años le ha dado la espalda y la ha convertido en un lugar que sucumbe día a día al abandono.

El planteamiento del gobierno local es también la construcción de un centro de interpretación, que se levantará en la zona de huertos de la Universidad Popular (sin dejar de conservarlos, claro), y realizar recorridos turísticos desde la Cueva de Maltravieso hasta la Ribera.

Salaya reconoció la labor realizada por la exalcaldesa Carmen Heras y el concejal Víctor Santiago Tabares en la Ribera, recordó que incluso se implementó la recuperación de caminos y que ahora se retomarán las acciones. Para todo ello se tirará de fondos europeos, principalmente del proyecto Edusi. Aunque a día de hoy no hay ninguna partida clara. El alcalde habló de "varios millones de euros. No está presupuestado, estamos trabajando en cuantificarlo".

La falta de concreción denotó que presentar una iniciativa de este calado sin un presupuesto global y sin planificación es un error porque más allá de las buenas intenciones del alcalde, los ciudadanos quieren hechos, realidades que les hagan confiar en que verdaderamente el necesario proyecto de revitalización del Marco será una realidad y no se quedará en palabras. El alcalde avanzó, no obstante, que antes de final de legislatura quiere tener resuelto el asunto de los huertos, la red de caminos y el Laboratorio de Circularidad Alimentaria.

En este sentido, defendió que el final de su mandato se centrará en la restauración de la Ribera y en la protección de la Sierra de la Mosca. Se refirió, cómo no, a la mina de litio asegurando que es un proyecto «en dique seco» después de que la Junta «haya cerrado prácticamente el proyecto» al denegar el permiso de investigación, algo de lo que se congratuló porque la mina, reiteró, «deteriora la imagen de la ciudad».

Salaya desgranó durante su balance las líneas maestras de su gobierno: agilizar los trámites administrativos, impulsar las plantas fotovoltaicas, apoyar las iniciativas de polígonos industriales, de centros comerciales, fomentar el emprendimiento, el centro budista, el turismo de calidad, el empleo, el Centro de Almacenamiento de Energía y el consenso con la oposición en un hemiciclo donde no tiene mayoría. De momento, el derribo del Bloque C y el mercado Dehesa de los Caballos tendrán que esperar. Eso sí, el lunes se abre la ronda este y el martes se presenta un proyecto comercial. La agenda de Salaya se prevé intensa .