Balance desigual entre los libreros tras el cierre de la Feria del Libro y consenso en el deseo de recuperar el próximo año la ubicación tradicional en la calle de Cánovas más próxima a los impares de avenida de España. También consideran que la fecha habitual en el mes de abril es «más idónea» porque la coincidencia con otros eventos en la ciudad (San Jorge y la bajada de la Virgen), el festivo y la proximidad del Día de la Madre, atraen más público y generan más ventas, pero entienden que las circunstancias de este año no habían dado otra opción. «Es mejor la otra ubicación y éramos conscientes de que iba a se un año distinto, pero al menos se ha podido hacer», asegura Nacho Figuero, de Eguiluz. 

Para el responsable de la librería Cervantes, Vicente Teomiro, ha ido «mucho mejor de lo esperado, sobre todo el primer fin de semana», que tradicionalmente es el mejor y este año tenía además del gancho de firmas como César Bona o Carlos del Amor («ambos libros se agotaron», reconoce).

El balance es más negativo entre los libreros del segundo tramo de la feria. Consideran que la ubicación les ha perjudicado especialmente en los primeros días de la feria, mientras se mantuvo un único acceso que a ellos les relegaba a la salida. «Los dos primeros días son siempre los mas fuertes y la gente que conseguía llegar a nuestro puesto ya venía con las compras hechas. No nos dieron ninguna solución hasta que hablamos con la concejalía de Cultura y se abrió también el acceso por nuestro lado, pero hemos perdido dos días de ventas muy buenas», se queja Alfonso Agúndez, de la librería Agúndez.