Cuánto disfrutamos el domingo con el muy cuidado y convincente montaje del fiel Avaro del gran comediógrafo francés, cuyo centenario también se celebra este año, lo que motivó que esta buena Compañía Morboria cambiara su anunciada programación, también porque son especialistas en Moliére (quizá se podrían llamar Morbolier).

El caso es que disfrutó mucho el fiel y numeroso público de Las Veletas con una versión muy leal al original clásico, una de las más divertidas y entretenidas comedias del clasicismo francés, comedia de figurón, pues Harpagón, el prototípico avaro, ultradesconfiado y tacaño como pocos adora exclusivamente a su dinero, que esconde en un cofrecito, que a todos vuelve locos.

La trama principal gira en torno al enamoramiento del tal avaro y su hijo Cleanto de la guapa, pobre y superdelicada Mariana, cuya voz a duras penas percibíamos. Este matrimonio entre dichos jóvenes estuvo censurado e impedido a palos por el furibundo padre, así como el de su hija Elisa con el zalamero Valerio, cuya noble y rica identidad se desvela al final, como un ‘deus ex machina’ y resolviéndose así todos los impedimentos. Este Happy End tan explosivo y sorprendente de las dobles parejas de jóvenes se celebra con una musical y bella coreografía final, también al recuperar el dichoso Harpagón su suspirado cofrecito, pasándolo , en un arrebatado rapto Coral, de mano en mano, mientras suena la también explosiva salva de aplausos, que refrendaron un montaje sobresaliente en dirección, interpretación y dramaturgia. Enhorabuena a la veterana y estimada Compañía en estos pagos, Morboria.