La sala Capitol de Cáceres roza ya su nueva etapa. Tras un año cerrada, de nuevo esta semana ha vuelto a reabrir sus puertas para que arranquen los trabajos de acondicionamiento que requiere y pueda abrir después del verano. Este miércoles los operarios de carpintería se encontraban ya en el espacio cultural e iniciaron las tareas en devolver el aspecto original al patio de butacas de la sala principal

La previsión es que esté operativa a partir de septiembre, un año después de lo acordado debido a la pandemia, y tal y como se avanzó, será la Escuela de Arte Dramático de Extremadura (Esad) dependiente de la Junta de Extremadura la encargada de gestionar su actividad. Según confirma la dirección de la Esad, abrirá todos los días como espacio docente de 8.00 a 21.00 horas. En las instalaciones se habilitarán tres aulas donde se impartirá clases durante la semana. De la misma forma, será escenario principal de los ensayos montajes de los alumnos de la escuela de arte, que hasta ahora cuenta con las instalaciones ubicadas en la plaza de San Jorge, y del conservatorio profesional de danza. No cierran tampoco la puerta a programar montajes de compañías externas siempre y cuando reúnan unos requisitos mínimos de calidad. 

Se materializa de esta manera el acuerdo al que llegó la Consejería de Educación con la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), una fundación que gestiona el patrimonio de EspañaDuero, propietaria del inmueble con sede en León, para mantener la continuidad de la sala tras las negociaciones que mantuvieron ambas partes a principios de 2020. El convenio firmado entre ambas entidades tiene una duración de diez años aunque tiene la opción de prórroga. La fundación puso como requisito que el edificio tuviera un uso social y cultural y que «estuviera al servicio de los cacereños». Las conversaciones para reanudar la actividad en el inmueble arrancaron después de que cerrara de manera indefinida en 2019 tras un proyecto fallido de ocio nocturno. 

Continúa ahora la Esad la labor que ejercieron Isidro Timón y Amelia David de Maltravieso teatro, que en 2018 dieron un nuevo rumbo al edificio con un ambicioso proyecto que pretendía convertirlo en sede cacereña para las artes escénicas y que tras un año de programación continua de teatro y cine, se vieron obligados a cerrar debido a la inviabilidad económica y la falta de respuesta local y de apoyo institucional. Antes de que la escuela teatral local se interesara por su gestión, el edificio acumulaba ya más de tres años sin actividad. Ya en 2019, tres empresarios cacereño presentaron una propuesta para reabrirla, pero con una función completamente alejada y destinada a la noche. Esta opción no convenció a los vecinos del barrio que alertaban de los problemas de ruido que podía acarrear. En cualquier caso, siguieron adelante y el mismo día de la inauguración no se les permitió la apertura porque, según alegó el ayuntamiento, ni la sala tenía los permisos oportunos para este fin ni tenía autorización para organizar grandes espectáculos ni servir bebidas alcohólicas. 

Fue entonces cuando los vecinos plantearon que reanudara la actividad como centro cívico para el barrio. De manera paralela, Fundos puso de manifiesto que estudiaba alternativas pero que hasta el momento no se había presentado ninguna propuesta formal ni pública ni privada hasta que finalmente se pronunció la Junta. 

Si hay un espacio que pueda dar testimonio de la historia cacereña es la sala Capitol. El primer uso del edificio data del siglo XIV y fue como hospital. Más tarde, el inmueble se usó para albergar los motores que producían energía para el alumbrado público pero las quejas por ruidos obligaron a cerrarlo. En la Guerra Civil sirvió de cuartel falangista hasta que en el 37 se destruyó el edificio original en un bombardeo. Oficialmente como sala Capitol abrió el 7 de mayo de 1947 con ‘El cielo y tú’, de Bette Davis. El inmueble fue diseñado por Luis Martínez Feduchi, el mismo arquitecto que trabajó el cine homónimo de la Gran Vía. Tuvo gran actividad en los 50 y 60, años en los que Cáceres vivió su época dorada del celuloide. Con el tiempo se convirtió en espacio nocturno y en el 96 pasó a manos de EspañaDuero -entonces Caja Duero- , que programó actividades hasta enero del 2015.