La niña, de entre cuatro y seis años de edad, al tropezar en el empedrado y de manera intuitiva, apoyó sus manos en la superficie del banco público. No fue una herida considerable, solo rasguños en las palmas, pero con la suficiente entidad para que las microgotas que brotaban del desgarro, absorbieran la escoria depositada en la superficie principal del mencionado asiento común. Herrumbre, orín y bacteria tetánica, muy posiblemente encontraron el edén soñado en la sangre de la cría, que al igual que su inmaduro cerebro, es receptivo y esponjoso al bien y al mal, al detrito y a la pureza. De inmediato salí de mi casa con agua oxigenada y algodón. Los padres, inquietos y lógicamente preocupados por el roñoso y repugnante estado del banco, limpiaron las rozaduras.

Se trataba de un matrimonio y su pequeño retoño, que habían venido a Cáceres a pasar el fin de semana. Hagan fotografías del banco y entorno, vayan a un centro médico y, con el parte de lesiones diríjanse al juzgado de guardia e interpongan denuncia. Es un elemento de propiedad municipal y existen responsables que no han velado por su impoluto y obligado mantenimiento -les dije-. No entraba en sus planes pasar medio día en hospitales y juzgados -deduje-. Ocurrió el sábado 5 del mes en curso, en los bancos sitos a la altura del número ocho de la calle Fuente Concejo. Zona de paso y apartamentos turísticos. Es un viejo tema que viene de lejos.

Los tres bancos se colocaron allá por el mes de julio del 2019 tras una «batalla épica». Con la instalación del mobiliario, se puso fin a las graves intoxicaciones que hubo, ya que entraban los gases de los vehículos en las habitaciones de los apartamentos a través de las ventanas. Terminó también, el insoportable terrorismo acústico, que generó dolencias graves. Fui informado por responsables municipales, que por la urgencia del asunto, se instalaban esos defectuosos bancos para evitar los ilegales y anárquicos aparcamientos, y que en breve se remozarían. El día 9 de marzo del 2020, presenté escrito en el Registro del Ayuntamiento de Cáceres dirigido al alcalde, solicitando la remodelación y ajuste de los mismos por el peligro que su estado presenta.

El 14 de julio, a través del formulario de la web municipal, vuelvo a insistir. El 20 de julio reitero lo mismo al correo del regidor. El 09 de octubre, El Periódico Extremadura nos da voz y se hace eco de la desidia municipal. El mes que viene se cumplen dos años de esta desatendida y justa petición. Por cierto, seguimos sin papeleras, sin limpieza viaria y sin riego de árboles. Pasado un tiempo prudencial y de no ser atendidos en nuestra demanda, redactaré una denuncia con las pruebas que considere y la presentaré en la Fiscalía

*Ángel Iglesias Mora. Presidente de la comunidad de propietarios del edificio Comendador