«Aquí no se puede vivir». Tajantes se muestran los vecinos del bloque B en la barriada cacereña de la Aldea Moret, que denuncian una situación «insostenible» de suciedad, vandalismo y okupas en el edificio. Los residentes llevan años lamentando los problemas de convivencia en el inmueble pero aseguran que en estos últimos meses se han acrecentado debido a las ocupaciones ilegales y los continuos enfrentamientos que se producen entre los inquilinos. «Hay drogas, hay peleas de gallos, está todo roto, hacen barbacoas en los balcones, esto va camino de convertirse en el bloque C», asegura una de las vecinas que prefiere mantener su anonimato para evitar represalias en alusión al edificio colindante que se tapió hace décadas debido a que se convirtió en un punto de concentración de drogas y violencia

De hecho, este edificio centró uno de los pilares de la campaña electoral del actual alcalde, Luis Salaya, que anunció su derribo durante el primer mes de alcaldía si llegaba a dirigir la corporación municipal. Finalmente, tras meses de incertidumbre sobre su futuro, el ayuntamiento ha desechado la idea de derruirlo debido a su elevado coste

En este sentido, y para reclamar al propio consistorio una actuación sobre el edificio, los vecinos han mantenido varios encuentros con la corporación esta semana para pedir que frene esta situación. El ayuntamiento se ha pronunciado y anuncia que recurrirá a los tribunales para poner coto a la ocupación ilegal y proteger las viviendas vacías. A través de un comunicado, el alcalde ha señalado que actualmente son 25 las viviendas ocupadas en Aldea Moret. En cualquier caso, el regidor municipal precisó «que en los dos últimos años se han producido menos ocupaciones que en años anteriores» e insistió en «que no se trata de una situación nueva sino arrastrada desde décadas».