"Es el segundo audífono que le pierden en menos de un año». Esta es la que queja que traslada la cacereña Nuria Romero, hija de una residente en el centro de mayores Cervantes en Cáceres, que ha querido poner de manifiesto su malestar debido a que en un intervalo de meses su madre ha sufrido dos incidentes relacionado con la desaparición de los aparatos auditivos que usa. Según expone a este diario, el primero se resolvió porque apareció semanas más tarde aunque la situación obligó a la familiar a adquirir uno nuevo debido a que se averió. En el segundo caso, la cacereña sí ha decidido tramitar una denuncia ante la Policía Nacional. En ese sentido, lamenta que ha tenido que desembolsar 3.600 euros de sus fondos en un breve periodo de tiempo ya que el valor de cada uno de los audífonos asciende supera los 1.200 euros por lo que ella considera «descuido» y «abandono» en las tareas de vigilancia de las pertenencias de su madre.

De manera paralela a la pérdida con los enseres, Romero lamenta también que de forma sistemática las sanitarias le quitan y le guardan el audífono y acuestan a la usuaria a las 17.00 horas, una decisión que según asegura la familiar es una «norma interna», situación que provoca que ni entretenerse ni recibir visitas o que sean más cortas por el tiempo que se pierde en acudir a buscarlos --la duración de la visita es una hora al día y tres veces en la semana--. «En la residencia Cervantes conviven cientos de usuarios que están necesitados de amor y cariño pero la dirección y la coordinación desatiende sus funciones y hace que las tareas se realicen de forma autómatas, no estiran las sábanas, cambian de lugar las mesillas dando lugar a pérdidas, aparte de los audífonos, se repite la pérdida dentaduras y anillos, hechos para los que la dirección son accidentes», expone. 

Asegura que ha puesto de manifiesto ambas situaciones a la dirección de la residencia pero no ha atendido a las demandas. De la misma forma, este diario se ha puesto en contacto con el Sepad, organismo que gestiona el centro público, que asegura en relación al segundo incidente sobre la desaparición de los audífonos que «la residente regresó al centro tras un ingreso hospitalario y la familiar que la acompañaba entregó el enchufe a la enfermera que comprobó que dentro del mismo solo se encuentra el molde de silicona que se adapta al audífono, pero no el audífono. Este hecho fue comunicado y entregado a la familia. Ningún profesional de atención directa que prestó atención a la señora en esa tarde vio el audífono. Aun así desde el centro se estuvo en comunicación con los familiares y se informó de la búsqueda del mismo en diferentes estancias y enseres, sin éxito». 

En relación a los cambios posturales, el Sepad defiende que «es una decisión clínica así como el periodo de levantada de los residentes, medidas de confort para tratamiento y prevención de determinadas patologías».