Ai Weiwei es hijo de Ai Qing, uno de los mejores poetas chinos del siglo XX, acusado de intelectual derechista por el régimen de Mao y desterrado a la región occidental de Xinjiang, donde se le prohibió publicar y fue obligado a limpiar letrinas. Ha desafiado tradicionalmente al poder y ha trastocado el uso de los objetos; un día, ni corto ni perezoso, decidió llenar la Sala de Turbinas de la galería Tate Modern de Londres con 100 millones de pipas de girasol de porcelana.

Pero Ai se puede permitir esto y mucho más. Como hacer brillar el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear con su ‘Descending Light’, una escultura que creó en 2007 y que dio como resultado una inmensa araña, formada por siete círculos concéntricos dorados de los que cuelgan 60.000 cristales rojos.

El animal descansa retorcido en el suelo, como si hubiese caído del techo. Una débil luz la hace parecer aún viva. En realidad una lámpara estilo chandelier, introducida en China por la influencia occidental, convertida en un ostentoso símbolo de poder y clase social que ornamenta edificios de una nueva clase rica, templos del consumo y pone el toque final en edificios institucionales conmemorativos por todo el país. «La obra se convierte en metáfora de China, un gigante en plena transformación económica que hipoteca su pasado y sucumbe ante el peso del éxito material en una impar carrera por ser un país industrializado», relata la experta María Jesús Ávila.

El alcalde, Luis Salaya, da a conocer en sus redes sociales una instantánea que dará la vuelta al mundo

‘Descending Light’ es la obra sin duda más fotografiada del Helga (el museo inauguró su segunda fase en febrero), y ahora una nueva imagen de la misma dará la vuelta al mundo. La ha publicado el alcalde, Luis Salaya, en sus redes con el siguiente texto: «Os dejo esta fotografía que se ha hecho hace un rato y ya podemos estar seguros de que será histórica. Ai Weiwei se reencuentra, muchos años después, con su obra, en el Museo Helga de Alvear. Aún no abarcamos del todo la inmensa transcendencia que tiene y tendrá este museo para el futuro de Cáceres».

La satisfacción de Salaya está más que justificada, Ai Wei Wei es uno de los artistas contemporáneos más importantes del mundo gracias su activismo y a trabajo artístico cargado de crítica política y social. Ha estado en Cáceres, ha visto su obra y se ha retratado con Helga, la coleccionista alemana que con sus zapatillas de deporte se pone el mundo por montera