Hablamos de palabras mayores: el mercado de abastos de Cáceres (ubicado en la céntrica calle de Ronda del Carmen) debería ser un lugar obligado de visita para cualquier ciudadano, tanto como su parte antigua. Un espacio mágico donde se pueden encontrar las más nobles y ricas carnes de Extremadura, auténticas joyas del mar, fruta, pan, dulces, verdura, género de limpieza e higiénico… es un referente local para aquellos que buscan calidad en los alimentos.

«De lo que hay en este puesto le sugiero estas sardinas. Y si no, esa merluza -la señala-, que es también magnífica». Sus clientes se dejan aconsejar. «Lo importante es venir al mercado porque siempre te llevarás un producto fresco, sabroso y extraordinario», aconseja a una señora José Manuel Garzo, de la Pescadería Salgado, mientras muestra a El Periódico un formidable salmón de seis kilos. Para este amable pescadero, el trato diario con la gente «es un placer». Los cacereños solicitan cada vez más pescado azul, mientras que en el ámbito de los mariscos, el bogavante sigue llevándose la palma. Lo comenta Garzo con orgullo. Eso sí, sin desmerecer a otros peces que combinen calidad y precio. Además reparten a domicilio. 

Los amantes de lo natural tienen una cita con los puestos de la Ronda del Carmen

«Es esencial buscar alternativas de ocupación en el mercado» diversificando los modelos de negocio para que no se limiten únicamente a la alimentación», resalta. Garzo considera «básico que se creen zonas de aparcamientos en las inmediaciones de las instalaciones para los consumidores».

LA CLIENTELA

Cuidar a sus clientes es la obsesión de Gema Galán, que regenta la Frutería Juani, un negocio que ha sabido entender las necesidades de los vecinos y atender sus demandas. «Nuestros productos son de cercanía (Ribera del Marco, extremeños y de otros puntos del país), es algo que nos preocupa», indica. Un factor, el del kilómetro cero, que tiene incidencia directa en las verduras, dulces, panes y las frutas que forman parte de la variedad de género que ofrece. Uno de los grandes secretos de Gema es la calidad de los alimentos frescos. De hecho, su familia cultiva numerosos de los productos que comercializa, «salvo aquellos que no se pueden trabajar aquí como el plátano de Canarias», apunta sonriente.

Gema Galán, regenta la Frutería Juani. JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

«Entre las grandes superficies, supermercados y gigantes tecnológicos, el comercio sostenible y de proximidad posee ante sí una tarea tan heroica como conseguir que el consumidor centre su atención en los establecimientos locales del mercado», lamenta Galán.

 Los apasionados de la carne tienen una cita obligatoria con la Carnicería-Salchichería que lleva José Lancho. En el mostrador de su puesto podemos encontrar el mejor alimento de la tierra: pollo, ternera, cordero, buey, cerdo, un gran surtido de ibéricos (todas ellas piezas de primera)… Un auténtico manjar y es complicado no empezar a salivar. Porque más allá de los productos ibéricos, José Lancho es conocido por su chuletón de vaca retinta, una de las comidas más demandadas. Son una garantía si toca encender los fogones para una fantástica velada con la familia, amigos o pareja. «Aquí ofrezco mi dilatada experiencia como seña de garantía, sugiero posibilidades ajustadas a cada bolsillo y, además, lo hago de mil amores», relata el carnicero.

José Lancho enseña una de sus ricas piezas en su carnicería. JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Esta tienda es sinónimo de calidad y los residentes y hosteleros de la ciudad lo saben. Ofrece servicio a casa totalmente gratuito.

La reforma del mercado de Ronda del Carmen se remonta a la legislatura de Elena Nevado (tuvo un coste de un millón de euros sufragados por la Junta), pero sus reivindicaciones aún se palpan entre los empresarios. «Seguimos sin aire acondicionado en plena época estival, algunos de nuestro clientes habituales (personas mayores) se han llegado a marear», clama Lancho.

COMERCIO JUSTO

El recorrido sigue por una tienda muy natural. Se trata de La SentiPensante, que dispone de una filosofía muy concreta e interesante, la de ofrecer solo productos de proveedores de proximidad y comercio justo, con procesos de producción responsable, ecológica o artesanal. «Es como un colmado natural con todo lo necesario en materia de cosmética, cremas (que valen para un montón de remedios caseros y tratamientos), higiene personal, limpieza del hogar y regalos originales», asevera la responsable, Aída Ortega. La relación calidad precio es lo más apreciado por la clientela en este curioso puesto. 

Aída Ortega, responsable del negocio La SentiPensante, posa con sus productos en el mercado. JOSÉ PEDRO JIMENEZ

Llaman la atención los jabones sólidos, que «son una línea muy demandada, y que sirven tanto para la limpieza corporal como la facial, y también hay una amplia gama de champús. Gustan por sus olores, por sus aceites de esencias y muy potentes. Después poseemos la línea facial. La gente puede encargarnos lo que deseé por internet, móvil o por WhatsApp», expresa Ortega. 

«Hay que tirar del mercado», dicen los dueños del Bar-Bocatería Mordisquitos

Hay que tirar del comercio cercano. Es una cuestión casi ética. Y eso es lo que hacen Jesús Zancada y José Manuel Tenia (dueños del Bar-Bocatería Mordisquitos, ubicado a escasos metros de la plaza de abastos). Ellos no conciben su día a día sin pisar este mercado. El emblemático lugar es el germen de lo que luego presentan a sus comensales. «Por muchos motivos, por la calidad del producto que allí se vende, porque vemos lo que compramos, por la confianza que tenemos en sus vendedores y por la cercanía», declara Zancada.

Jesús Zancada, en el Bar-Bocatería Mordisquitos. ALBERTO MANZANO CORTÉS

Sus bocadillos pueden ser la elección perfecta para una comida o cena. «Lo compramos todo aquí. La carne, las verduras…», precisa este joven que reconoce que cada vez están más comprometidos con ofrecer una cocina lo más saludable posible al consumidor.

El mercado de abastos necesita un empujón. La aspiración del ayuntamiento de adjudicar la planta de arriba se ralentiza. Aquí está lo mejor de la ciudad de Cáceres, solo queda darse cuenta.