La actividad expositiva “Hablan nuestros documentos”, que pone en marcha la Diputación de Cáceres, a través de su Archivo y Biblioteca, inaugura este miércoles 11 de agosto, una nueva edición, que lleva por título “Árboles y blasones”, y que se podrá ver hasta finales del mes de septiembre, en el vestíbulo del edificio Pintores10, en Cáceres. En esta decimotercera edición, a través de los fondos que posee la Diputación, y con el fin de seguir dando a conocer el rico patrimonio documental, se mostrarán documentos relacionados con la heráldica y la genealogía.

Tal como se explica en la presentación, partiendo de los datos personales propios es posible ir conociendo a las personas de las que se desciende, desde las más próximas a las más lejanas, y el resultado es la consecución de un árbol genealógico. A este árbol se puede llegar a través de documentación que puede ser personal -libros de familia, cartillas militares, esquelas, títulos de propiedad, etcétera-, civil -registros civiles, a partir de 1870, o archivos municipales antes de 1870-, eclesiástica -archivos parroquiales o diocesanos, donde se pueden encontrar partidas de bautismo, matrimonio o defunción- y miliar -archivos militares.

Por otra parte, también se puede llegar a conocer el origen y el pasado de las personas o familias a través de su escudo o blasón. La heráldica se desarrolló durante la Edad Media en toda Europa hasta convertirse en un código de identificación de personas, progresivamente lo fueron incorporando los estamentos de la sociedad feudal como la nobleza y la iglesia para la identificación de linajes, siendo también adoptado por otros colectivos, como gremios y asociaciones, así como para la identificación de ciudades, villas y territorios.

El estudio de la heráldica puede abordarse gracias a la documentación conservada en los archivos: pleitos de hidalguía, protocolos notariales, expedientes de limpieza de sangre o documentación de órdenes militares, entre otros. Así, entre los árboles genealógicos que se pueden ver en esta muestra se encuentra el de los Barrantes de Alcántara, realizado por Rodrigo Barrantes y Moscoso (Alcántara, 1803 - Valencia de Alcántara,1863). Remonta sus orígenes hasta el Rey Ordoño II (871 - 924) y doña Elvira (m. 921), y tiene especial interés por figurar en él San Pedro de Alcántara (llamado en el siglo Juan Garabito Sanabria de Maldonado, aunque en el árbol genealógico lo llaman Antonio), que emparentó con la familia al casar su madre en segundas nupcias con Alonso Barrantes. La lámina combina árbol genealógico y blasón. Se muestran también los árboles genealógicos de la familia Tovar, emparentados con el Vizcondado de la Torre de Albarragena, el de la familia Zúñiga o el de Francisco Gutiérrez y Catalina Vázquez, cuya descendencia emparenta con el II Conde de Canilleros.

En cuando a los escudos que se muestran destaca el que aparece en la Ejecutoria del año 1722 obtenida por Fernando Aponte Ulloa Carvajal Guzmán y Paredes, marqués y señor de la Villa de Torreorgaz, del pleito seguido en el Consejo entre dicho señor marqués y la referida Villa sobre la observancia del privilegio de jurisdicción, señorío y vasallaje de ella concedido al señor Gonzalo de Ulloa, y el de tolerancia obtenido por la misma Villa sobre la forma de hacer las elecciones de oficios de justicia de ellas y otras cosas.

Destaca un Frontispicio calcográfico perteneciente al libro de genealogía del año 1675, “Memorial de la calidad y servicios de la casa de D. Álvaro Francisco de Ulloa Golfín y Chaves, caballero de la Orden de Alcántara, señor del Mayorazgo del Castillejo en la Villa de Cáceres”. Firmado al final por don José Pellicer y de Tovar, cronista de su Majestad. Abarca desde el s. XIII al s. XVII, haciendo referencia a numerosas poblaciones de España y personajes enlazados con los Ulloa y con descripción del escudo de armas.