Es un convento intramuros que se encuentra en la parte más alta de la Ciudad Monumental cacereña, en la plaza de San Mateo. El Convento de San Pablo fue construido en el siglo XV y fundado en el año 1492, sobre los restos de un antiguo beaterio o ermita.

Es un convento de clausura de monjas franciscanas y lo forman la iglesia y las diferentes dependencias conventuales, construidas con sillería y mampostería. Fue construido con elementos de estilo gótico y tardogótico, destacando una portada abocinada con un arco ligeramente apuntado con archivoltas enmarcado en alfiz por la que se accede directamente a la iglesia.

La preciosa espadaña de sillería de doble arcada, con dos vanos de medio punto, con un tímpano irregular rematada con frontón, que corona el edificio es del siglo XVII ó XVIII y porta dos campanas. Tiene una planta de cruz latina, con cinco altares y una serie de retablos. Presenta una sola nave de dos tramos cubiertos con bóveda de cañón con lunetos, más el presbiterio con cabecera ochavada que se cubre con bóveda de crucería estrellada. Hay una capilla en la zona de la Epístola con una bóveda de crucería con terceletes.

La iglesia cuenta con un retablo mayor de estilo churrigueresco que se alza en el presbiterio con cabecera ochavada. Con toda probabilidad fue trazado por Manuel de Lara y Churriguera, encargándose de su construcción en 1733 el arquitecto de Salamanca Luis González.

El retablo presenta un solo cuerpo articulado en tres calles y remate, con columnas y estípites decoradas con querubines y motivos vegetales que separan las calles. Destacan en el retablo diversas tallas barrocas realizadas en madera policromada de gran interés, como la imagen de la Virgen del Carmen, del siglo XVIII; San Francisco de Asís, de 1657; y San Pedro, Santa Clara y San Pablo, asimismo del siglo XVII. Se remata el retablo con una espectacular talla de la caída de San Pablo, realizada en altorrelieve con gran dinamismo.