Nueve de la mañana. Suena una agradable música que despierta al anciano suavemente y se enciende una luz tenue que irá subiendo de intensidad. La temperatura se ha fijado en unos confortables 22 grados porque las noches comienzan a ser frías. El televisor cobra vida y aparece el noticiario matinal con los testigos clave del último suceso. No es el futuro. Es prácticamente el presente. El grupo Quercus de la Universidad de Extremadura está desarrollando una línea de investigación en la Politécnica, que se plasma en una aplicación capaz de mejorar la calidad de vida de las personas que viven especialmente en residencias, sirviéndose para ello de todo tipo de dispositivos inteligentes. Avisa, incluso, de posibles situaciones anómalas.

Funciona a través de algoritmos de inteligencia artificial, que consiguen automatizar las rutinas diarias de los mayores y aprender de ellas para predecir acciones futuras. Traducido a castellano, quiere decir que mediante esta aplicación, los smartphones o teléfonos móviles inteligentes van   procesando la información de cada usuario: la emisora de radio que escucha, su programa de televisión preferido, la temperatura de la habitación que le conforta, la luminosidad que necesita..., es decir, cuestiones relevantes en la vida diaria de la persona mayor.

Y es que los dispositivos inteligentes van ofreciendo datos concretos, por ejemplo del ambiente (los sensores de temperatura miden la humedad, el movimiento o la cantidad de luz). «Sobre todo, los smartphones juegan un papel muy importante, ya que proporcionan información contextual sobre la persona y su comportamiento», explica Javier Berrocal, investigador del Grupo Quercus y uno de los autores del estudio.

Éxito del 90% en la predicción

Seguidamente, con toda esa información, un modelo de red neuronal detecta patrones en la rutina diaria de la persona mayor, y así logra predecir comportamientos futuros con un porcentaje de éxito cercano al 90%, de acuerdo con este estudio. «Gracias a la inteligencia artificial, la información procesada por la aplicación móvil se traduce en patrones aprendidos que se automatizan», subraya el investigador.

Y ahí llega el último paso: esta automatización es la que permite fijar una iluminación determinada en la habitación del usuario, regular la temperatura, sintonizar un canal específico de la televisión y encender/apagar un dispositivo conectado a la corriente eléctrica. Además, se pueden enviar notificaciones automáticas a los cuidadores en caso de emergencia. De modo que este análisis de toda la información que rodea al anciano resulta también valioso para sus cuidadores y sus familias, ya que pueden conocer los hábitos y rutinas de los mayores, y detectar anomalías o avisar a emergencias.

Aunque la aplicación tendría uso en distintos entornos, «hemos trabajado en automatizar la interacción con los dispositivos inteligentes en la habitación de una residencia, gracias al seguimiento, a través del teléfono móvil, del comportamiento de la persona mayor a lo largo del día», señala Javier Berrocal. Y es que la app ofrece grandes beneficios en la asistencia en geriátricos, tanto para los mayores como para sus cuidadores.

«La solución tecnológica propuesta no precisa conexión a internet, lo que convierte a esta aplicación en idónea para residencias situadas en el ámbito rural»

Javier Berrocal - Investigador del Grupo Quercus

Pero existe otra ventaja añadida. «La solución tecnológica propuesta no precisa conexión a internet, lo que convierte a esta aplicación en idónea para residencias situadas en el ámbito rural», destaca el investigador. Solo se necesita descargar la app ya desarrollada por el Grupo Quercus en un teléfono móvil que trabaje con wifi o bluetooh, entre otros sistemas de comunicación, para interaccionar con el resto de los dispositivos del entorno.

La casa que obedece

Al margen de los geriátricos, la flexibilidad que ya ofrece la arquitectura de los hogares permite implementar el sistema con una amplia gama de dispositivos, sin la obligación de una conexión a Internet: activar electrodomésticos, subir persianas... Es decir, pueden automatizarse más y más funciones para adecuar perfectamente la casa a las necesidades o preferencias del mayor, que tendrá una vida más cómoda y sencilla, y estará ‘controlado’ por si ocurre alguna situación excepcional.

Dicha investigación forma además parte de una línea de trabajo del Instituto Internacional de Innovación en Envejecimiento (4IE+), programa financiado por fondos europeos en el que participa la UEx para el cuidado de los mayores centrado en el ambiente rural de las regiones de Extremadura y Alentejo.

Finalmente, recordar que, como ya publicó este diario, el Grupo Robolab de la Politécnica también desarrolla un proyecto para la tercera edad y personas con discapacidad, en el que un robot les propone juegos, les monitoriza durante los ejercicios físicos, les lleva utensilios de un lado a otro o les facilita una vídeoconferencia con la familia.