La cola para subir al conjunto arqueológico de la Torre de Bujaco, la muralla y la Torre de los Púlpitos llegaba desde el Arco de la Estrella hasta la plaza Mayor. La que se formó delante de la Torre del Horno alcanzaba la entrada del Mayoralgo, y la del Mayoralgo se extendía hasta la plaza de Caldereros. Frente a la puerta principal del ayuntamiento, el público se alineaba escaleras abajo... y aún más abajo. La cuarta edición de la 'Noche del Patrimonio', que Cáceres ofreció anoche de forma simultánea con el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, fue la más concurrida de cuantas se han celebrado. Cacereños y visitantes acudieron a la treintena de monumentos abiertos y disfrutaron de la decena de citas culturales (música, teatro, lectura...) programadas en recintos históricos.

Público a la espera de poder acceder al edificio consistorial. SILVIA S.F.

Todo estaba lleno: palacios, museos, jardines, fuentes, plazas y especialmente las torres, que cada año son los espacios preferidos por su regusto a medievo, por sus saeteras y troneras, por esas atalayas desde la que Cáceres se vuelve aún más mágico. Porque siempre hay un rincón por descubrir, una restauración por ver, un museo por completar o un concierto que disfrutar en un patio renacentista. De ahí el éxito creciente de esta jornada, en la que, aunque hubo turistas, los ciudadanos fueron de nuevo los auténticos protagonistas.

También se tuvo que aplicar la paciencia delante del Museo Árabe. SILVIA S.F.

A las 8 de la tarde, el centro de Cáceres se movía en marejada hacia el casco histórico. «Es tremendo, la gente tenía ganas de salir, y además ha coincidido una temperatura espléndida con una incidencia muy baja de covid. Todo perfecto», declaraba el alcalde, Luis Salaya, en las escalinatas de la plaza.

Muy cerca aguardaba su turno Yolanda, ciudadana cacereña desde que hace 7 años llegó de Barcelona por motivos de trabajo. «Me falta conocer el ayuntamiento y el parador de Turismo», precisó. Más adelante, Pascual, de 21 años, y Daniel, de 25, ambos estudiantes de Derecho, ya habían conseguido entrar en el salón de plenos y en el despacho del alcalde. «Es realmente el edificio más importante y simbólico de la ciudad, y nunca habíamos entrado», revelaron.

Concierto del Conservatorio de Música en el Palacio de Carvajal. SILVIA S.F.

En la cola del Bujaco estaba Carmen, de 62 años, acompañada de su hija y de un poco de paciencia: «Nos apetece ver la torre y la muralla por la noche porque tienen otra perspectiva, y hace un tiempo estupendo», señaló.

Había que elegir porque no daba tiempo a todo, ni siquiera a la décima parte. Además de templos, ermitas, casas fuertes y museos con las puertas abiertas, hubo danza en San Jorge y en el Museo Helga de Alvear, música en el Foro de los Balbos y el Palacio de Carvajal, teatro en los Golfines de Abajo y el Ateneo, lecturas literarias en la Isla...

Una ocasión única para tomar fotos desde el balcón municipal. SILVIA S.F.

«Ha sido un trabajo organizativo enorme, me satisface destacar la coordinación para sacar la noche adelante entre varias concejalías, equipos técnicos, el Consorcio Ciudad Histórica..., y esto hacía mucha falta en el ayuntamiento», subrayó el alcalde. «Además se lo tenemos que agradecer a los 56 voluntarios de todas las edades, muchos a través del Consejo de la Juventud, y al montón de funcionarios que están ayudando en todos lados con sus camisetas identificativas. Sin ellos sería imposible», matizó.

La plaza Mayor ofrecía uno de sus mejores aspectos. SILVIA S.F.

Betsy era una de esas voluntarias, que aplicaron a rajatabla las normas anticovid organizando colas y espacios. «Estudié Turismo y me atrajo la idea de apuntarme porque me encanta Cáceres. Vine de Perú hace tres años y ya me considero vecina de esta ciudad», dijo.

Una guía explica el interior del Palacio de los Golfines. SILVIA S.F.

El programa finalizó a medianoche. Entonces cerraron los monumentos pero seguía abiertos los bares, las terrazas, que ayer sí soñaron con una normalidad auténtica ante el gentío que abarrotó la ciudad.