Sin bares, sin restaurantes, sin comercio, sin ocio nocturno, sin turistas, sin bodas, sin eventos, sin congresos, con los ancianos en casa y con muchos empleados teletrabajando, el sector del taxi lo ha pasado realmente mal durante la pandemia. En los momentos más críticos, como el confinamiento y las primeras semanas de 2021, cuando Cáceres sufría los peores efectos de la ola navideña, los taxistas permanecían en sus vehículos 14 y 15 horas diarias para hacer una media de dos carreras por jornada y ganar 15 euros. Al no poder marcharse a casa para al menos ahorrar gastos, puesto que el taxi está considerado un servicio municipal esencial las 24 horas del día, el sector pactó con el ayuntamiento una reducción de los vehículos de guardia en las paradas. Pues bien, el gremio ya ha vuelto a la normalidad: ha recuperado sus turnos y a todos los trabajadores en ERTE.

«En realidad nosotros ya estamos al 100% pero la demanda sigue al 80%. Aun así, entendemos que debemos volver a nuestro sistema habitual. Tenemos el servicio público muy asumido y vivimos de esto haya más o menos clientes», declara Vicente Mendoza, presidente de la Asociación Radio Taxi en Cáceres. Tal es así que aguantaron diez meses de pandemia esperando horas en las paradas hasta que vieron la necesidad de reducir su presencia en las calles. «Nos estaba afectando económicamente, pero también moralmente. Había gastos, préstamos que pagar, y no entraban ingresos. Por eso nos permitieron hacer una modificación puntual de la ordenanza y recortar los taxis, si bien nunca afectó al servicio», destaca.

"En los peores meses de pandemia solo cubrían un par de servicios en jornadas de 14-15 horas"

De hecho, cuando el sector ha visto que comenzaban a animarse las bodas y otros eventos colectivos, el turismo y el ambiente del ocio nocturno, volvieron los turnos completos de sábados y domingos (estaban a la mitad). También han salido paulatinamente del ERTE los 24 trabajadores que llegaron a estar en dicha situación. A día de hoy ya trabajan al completo todos los profesionales: 75 titulares de licencia y 32 conductores empleados. «Vamos a ser sinceros, las cosas van funcionando, hay menos horas de espera en las paradas pero no hacemos los mismos servicios porque la situación todavía no está como antes de la pandemia, la normalidad total no ha llegado», precisa Vicente Mendoza.

 «Aún faltan meses»

Septiembre ha comenzado a marcar la diferencia. La quinta ola de contagios está prácticamente superada, las vacaciones de la gran mayoría se dan por terminadas, las empresas cogen su ritmo más o menos habitual, el curso escolar ha empezado, regresan los universitarios, vuelven los conciertos y despierta el ocio nocturno de los fines de semana. «Por todo ello vamos dando cada vez más servicios, pero se necesita algo más de tiempo para saber si volveremos a los datos del 2019 y hasta dónde podemos recuperar, cuántas empresas se quedan por el camino, cuántas reabrirán al final de los ERTE, cuántos trabajadores se quedarán en el paro... Es que todos vivimos de todos, la sociedad es una cadena y la pandemia la ha paralizado», argumenta el presidente de los taxistas. «Todavía deben pasar meses para que de verdad regrese la normalidad, y para ver cómo será», matiza.

Los mayores son la clave

Mientras tanto, el taxi necesita ganar ese 20% de servicios que se ha dejado en el largo camino del covid. Hay algunos pilares clave para que pueda recuperarlos. El primero es la tercera edad, «que supone el 90% de nuestra clientela porque tiene una necesidad básica, la movilidad, y una convicción clara, no molestar a los hijos si pueden valerse por sí mismos». El problema radica en que esos mayores, que quieren seguir teniendo una vida independiente, autónoma, todavía no han normalizado sus salidas a la calle y continúan reduciendo sus visitas a familiares y a espacios de la tercera edad, así como sus buenos ratos en la hostelería, debido a las sucesivas olas del covid.

Pero sobre todo, no hacen uso del taxi para acudir a sus consultas médicas ya que la asistencia presencial sigue limitada. «Lo notamos bastante porque siempre ha supuesto una fuente diaria de ingresos», revela el presidente. En definitiva, «la relación de nuestro sector con los mayores es muy estrecha: ellos nos ayudan mucho y nosotros a ellos», subraya. «Toda la sociedad está notando la menor actividad de la tercera edad: si no salen no compran zapatos, ni ropa, ni se toma su cerveza...».

Otro pilar para alcanzar los datos prepandemia es el ocio. Los ciudadanos comienzan a moverse con más confianza, las terrazas han funcionado este verano con bastante público, el tiempo ha acompañado y la Junta acaba de eliminar el semáforo covid, las restricciones y los aforos, si bien recomienda que los interiores no superen el 80% de su capacidad y que las mesas sean de un máximo de 10 personas. «Ahora esperamos que vuelva el ocio nocturno, porque lo notamos de forma evidente», indica el responsable del colectivo. «Cuando los bares cerraban a las dos de la mañana, ya no teníamos más que hacer en la ciudad. Los taxis que están de guardia durante la noche prácticamente se quedaban sin servicios», reconoce.

Entre préstamos y ayudas

El gremio también ha notado «mucho» la falta de eventos familiares, que poco a poco comienzan a animar la hostelería. «Con unos y otros servicios tenemos que intentar tapar ese 25%-30% que aún no somos capaces de cubrir. Hasta ahora nos han ayudado las bonificaciones de la Seguridad Social, pero en adelante no sabemos qué pasará», expone el presidente.

Desde marzo de 2019 han resistido a base de ahorros propios, ayudas familiares, préstamos bancarios (ICO, eBay...) y pequeñas ayudas del ayuntamiento y la Junta que los profesionales agradecen. «Nos han apoyado con mayor o menor cuantía, y estos respaldos nos han permitido tapar algún agujero», declara Vicente Mendoza. El problema es que aún nadie puede determinar cuándo acabará la pandemia y qué efectos dejará.