Cuando Inmaculada Delgado Polo se animó a abrir hace poco más de un mes la Multitienda Ledesma18, en la cacereña avenida Rodríguez de Ledesma, muchas personas reconocieron el olor inconfundible del ultramarinos de siempre con un toque moderno, de esos en los que los trabajadores te reciben con una sonrisa y en los que lo mismo puedes encontrar un buen pan y unas conservas para sacarte de un apuro que llenar la cesta de la compra con galletas, frutas, verduras, objetos de higiene personal y otras numerosas delicias.

«Llevo viviendo mucho tiempo en este barrio y cuando vi que no había ningún establecimiento de alimentación, pensé que sería una buena oportunidad para mí, porque me había quedado en el paro y no encontraba trabajo. He conseguido cumplir un sueño. La gente está respondiendo muy bien porque el local se encuentra en un sitio estupendo. El producto que ofrezco es de diez», dice la dueña del negocio.

«Disculpa, que me entra clientela. ¡Hola! ¿qué tal, mi niña?» Así se despacha en este comercio en el que durante la entrevista no ha cesado el trasiego. «Estamos abiertos los 365 días del año de 08.00 a 23.00 horas, la idea es darle un servicio básico a los vecinos. Pienso que era necesario», destaca Inmaculada Delgado con una sonrisa.

Entre sus estanterías podemos encontrar desde las preciadas patatas fritas El Gallo (made in Cáceres) hasta algunos de los embutidos ibéricos más laureados de Extremadura, pasando por dulces artesanos, baguette y el pan de pueblo (Casar y Torrejoncillo), pasta, café, legumbres, vinos, refrescos, congelados, cereales, yogures, huevos, helados, aceite, sal, arroz, gel de baño, champú, pasta de dientes, golosinas, comida para perros... «He querido que en la tienda haya un poco de todo, como en los ultramarinos de toda la vida, pero también algunos productos que son especiales por su gran calidad», cuenta con orgullo, que próximamente espera ampliar la oferta con «lo que vaya demandando la clientela», señala la propietaria.

«A más de uno seguramente le sacamos de algún apuro e incluso hay personas que realizan aquí la compra de la semana», comenta a El Periódico. «El trato cercano con el cliente es fundamental», resalta. 

Por de pronto, los vecinos de Rodríguez de Ledesma están más felices que unas castañuelas al ver que en la antigua juguetería palpita de nuevo la vida.