En Cáceres hubo baños públicos en Gran Vía, san Juan y Cánovas, lo que era entonces Calvo Sotelo y ahora Gloria Fuertes. El primero en desaparecer fue el de san Juan al que siguió el de Gran Vía mientras el de Cánovas abría y cerraba inesperadamente. 

Desde entonces se han inaugurado varios parques y en ninguno se han instalado baños públicos aunque sí se han destinado espacios para que los perros alivien su vejiga y evacuen cuanto desperdicio contiene su cuerpo. Desgraciadamente los perros no son los únicos que tienen la calle por mingitorio pues muchos frecuentadores de bares nocturnos en los que se han «graduado» convenientemente dejan esquinas y puertas de cocheras señaladas por sus orines con total impunidad. Puesto que gracias a los adelantos de la medicina, la salubridad y la alimentación la esperanza de vida ha aumentado espectacularmente hoy son muchos los que sufren de próstata en mayor o menor medida de desarrollo que suele llevarles a utilizar los aseos con más frecuencia de la que desean.

La única solución que tienen en estos momentos es la de salir de casa meados pero como los médicos mandan pasear horas y horas y el móvil te dice que no has llegado a los diez mil pasos, no es raro que a muchos les entren ganas de evacuar pero como no tienen mingitorios a mano han de irse a casa a toda prisa sin cumplir con sus deberes sanitarios so pena de humedecer pantalones y calcetines. 

También lo agradecerían los turistas si bien debo decir que en pocos barrios antiguos de ciudades europeas he encontrado baños públicos e incluso los privados, en bares y restaurantes, son de pago hasta para los clientes. El alcalde ha prometido varios baños públicos pero dado el tiempo que suele tardar el ayuntamiento en cumplir una promesa es posible que nos pille a todos meados. A mí me parece que una ciudad que se preocupa más del bienestar de los perros que del bienestar de las personas tiene mucho que estudiar, aprender y rectificar.