Un hogar no es solo un lugar donde resguardarse para poder llevar una vida mínimamente digna, es también la puerta de entrada a todos los demás derechos. Quien está en la calle, está a la intemperie en todos los sentidos. Así lo entienden en Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres, organización que ha puesto todos sus recursos al servicio de un objetivo que considera básico a estas alturas de siglo: nadie sin techo. Pero no se trata de ofrecer un cuarto donde guarecerse en noches de frío: se trata de enseñar a esas personas a iniciar una vida normalizada y autónoma, acompañándolas en su reintegración social, y enseñándolas a cocinar, a comprar en el súper, a manejar los gastos diarios, a solventar sus trámites...

Para ello, la organización desarrolla un nuevo proyecto en Cáceres que consiste en 'pisos de vida autónoma', destinados a las personas que han pasado una estancia en el Centro Vida, junto a la estación de ferrocarril, y que tienen actitudes y posibilidades de ir más allá para recuperar las riendas de su día a día. «En los pisos tratamos de apoyarlas y aliviar su miedo, su inseguridad y la ansiedad que presentan al salir de un recurso de media-larga estancia», explica Olga Salado, responsable de comunicación de Cáritas de Coria-Cáceres. «Con estos recursos pretendemos un paso más: que los usuarios dejen el centro por una vida semiautónoma o autónoma, conviviendo con otras personas, y que a partir de ahí tengan la posibilidad de integrarse en la sociedad», señala Damián Jesús Niso, director de la organización diocesana.

Uno de ellos se abrió en diciembre del 2020 y el otro en marzo de 2021 (ambos con 3 plazas). Posteriormente se ha habilitado un tercero para mujeres en situaciones vulnerables (4 plazas). Estos pisos se configuran como un recurso de carácter asistencial, pero también de promoción de la persona. Es decir, psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales de Cáritas les ayudan en sus nuevos proyectos vitales para que logren cuidarse por sí mismos, mediante una intervención terapéutica y socio-educativa: les respaldan desde el programa de formación de Cáritas, desde el programa de búsqueda de empleo...

La ayuda oficial no llega

En definitiva, estos usuarios vuelven a ser protagonistas de sus propias vidas, participando en sus procesos de recuperación. Y es que los sistemas públicos de cuidado y protección no están siendo «ni suficientes ni adecuados a la hora de sostener a las personas más vulnerables», explican desde Cáritas ¿Por qué? «Porque no hay facilidad para llegar a las ayudas, ya que se piden condiciones imposibles de cumplir por quienes viven en la calle, y además la burocracia se vuelve tan complicada que les impide acceder a sus derechos», lamenta Olga Salado.

De ahí el lema de la última Campaña de Personas sin Hogar de Cáritas: ‘¿Sin salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege. Digamos basta. Nadie sin hogar’. Un mensaje que pretende poner el foco «en el laberinto al que se enfrentan unas personas perdidas en un sistema de protección social que no funciona», lamentan desde Cáritas. Prácticamente son invisibles.

En este sentido, hay que destacar que el ayuntamiento acaba de anunciar la creación de una Mesa Técnica de Trabajo para las Personas sin Hogar. Lo ha hecho a través del Consejo Sectorial de Personas sin Hogar y estará formada por representantes de los servicios sociales, Salud Mental, CEDEX, Servicio Extremeño de Salud, CADEX, Fiscalía Provincial y asociaciones de este ámbito. «Además de los contactos bilaterales que se llevan a cabo entre entidades para abordar cada caso, pretendemos que entre todos, de una forma coordinada, podamos valorar los itinerarios y posibilidades de intervención con determinadas personas que están en situación de calle», explica la concejala de Asuntos Sociales, María José Pulido.

No están perdidos

Y es que muchas veces se tiende a pensar que quienes viven de un lado para otro, sin un techo estable, han llegado a un punto de desarraigo y de no retorno. «Eso no es cierto, por supuesto que habrá situaciones y situaciones, pero si a una persona le acompañas en un proceso de recuperación y le ofreces recursos como estos nuevos ‘pisos de vida autónoma’, y un posible sueldo, claro que hay salida. Pero si la sociedad les cierra las puertas, entran en un bucle difícil de superar», incide Olga Salado.

En Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres tienen claro que no solo hay que actuar, además hay que hacerlo respaldando a estos ciudadanos en su camino de regreso a la vida que perdieron, y sin perder tiempo, porque la pandemia ha venido a alimentar las peores situaciones. «Más de un año después de la aparición del covid, no se puede obviar el gran impacto social y sanitario que ha supuesto, en especial en las vidas de las personas sin hogar. Los factores de exclusión se han multiplicado y se encarnan con mayor intensidad en los más vulnerables, los que carecen de un techo donde poder refugiarse, cuidarse y recuperarse», advierte el director de Cáritas.

Pobres, aun con sueldo

Pero en general, el 44% de los hogares tienen graves dificultades para pagar el alquiler o la hipoteca, y el 47% para afrontar los gastos de suministros asociados a la vivienda (luz, agua...). Son datos muy inquietantes del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, que constatan la apertura de la brecha social a raíz del covid.

La pobreza alcanza ya a muchas familias aún no recuperadas de la crisis anterior y golpeadas de nuevo por la pandemia, y a otras perjudicadas en los dos últimos años. La situación llega hasta el punto que hogares donde el padre o la madre sí trabajan sufren estas carestías por la precariedad de los salarios. Por eso, además de los ‘sintecho’, el problema de la vivienda también afecta a muchas personas de un modo a veces callado. 

EL PERFIL DE QUIENES VIVEN EN LAS CALLES CACEREÑAS

  • Son muchos los años que lleva Cáritas «poniendo rostro y nombre a historias de vida que se acercan a nuestra entidad buscando orientación y consuelo, para dar respuesta a sus necesidades más básicas». Así lo explica Lucía Borrella, educadora del Centro Vida, que fruto de esta larga experiencia puede ofrecer el perfil de las personas sin hogar que reciben la ayuda de la ONG en Cáceres. En concreto, la función de la entidad, a través de este centro y de los nuevos ‘pisos de vida autónoma’, consiste en ayudar a las personas teniendo en cuenta todas sus complejidades y abarcando mucho más que el simple hecho de darles alojamiento, comida o vestido.
  • Tomando como referencia los datos de 2021, la mayoría de quienes llaman a sus puertas son hombres (93%) de nacionalidad española (84%), la mayoría de Extremadura, pero también de Andalucía y Castilla La Mancha como principales lugares de origen. Los extranjeros llegan sobre todo desde la Europa Comunitaria, Latinoamérica y Marruecos. La franja de edad abarca de 36 a 65 años. Es el periodo con mayor dificultad para lograr un empleo, prestaciones económicas, recursos… , en definitiva, para salir del ‘sinhogarismo’.
  • Un 57% posee estudios primarios y un 11% tiene incluso estudios superiores. En cuanto a su estado civil, el 70% son solteros o separados, con apenas vínculos familiares, «situación que incrementa el sentimiento de soledad, aislamiento y desarraigo», subraya Lucía Borrella.
  • Un 51% padece algún tipo de enfermedad mental, y el 42% ha sufrido o sufre algún tipo de adicción. Respecto al trabajo, un 67% se encuentra en situación de desempleo, a la espera de una oportunidad para incorporarse a la vida laboral y desde ahí lograr la reinserción social.