La idea de solicitar a la Unesco el nombramiento de Cáceres como Ciudad Patrimonio de la Humanidad fue de Dionisio Hernández Gil quien lo sugirió a algún concejal. De inmediato la apuesta fue recogida por el alcalde, Juan Iglesias Marcelo, y apoyada por toda la corporación de manera que pasó a la Comisión de Cultura del ayuntamiento que se encargó de estudiar el tema y recoger y aportar los documentos necesarios.

Todos estábamos convencidos de que obtendríamos el premio gordo pues éramos conscientes de los valores monumentales e históricos que exhibía nuestro patrimonio. Tan es así que ya llegamos a discutir qué festejos habríamos de programar para celebrar con nuestros ciudadanos tan valioso premio. A mi me parecía que puesto que se trataba de un acontecimiento histórico que nunca más volvería a repetirse estábamos obligados a celebrarlo con algún acto que nos hiciera noticia mundial y ofreceríamos a nuestro pueblo algo que nunca se había hecho y nunca volvería a hacerse. Mi propuesta fue celebrar un concierto o bien de los tres tenores o de Plácido Domingo en la Plaza Mayor. El presupuesto por lo visto solamente dio para contratar al grupo musical Olé Olé con Marta Sánchez. Lo malo no es ser pobre material.

Cuando el día 26 llamaron los dos Juanes, Iglesias y Bazaga, confirmando la noticia me fundí en un abrazo con Marcelino Cardiallaguet pues ambos habíamos anticipado el futuro que la Unesco abría para nuestra ciudad, aunque éramos conscientes de la responsabilidad que comenzaba a caer en las sucesivas corporaciones y en la población en general que estaban obligados a recoger el guante y sacarle todo el jugo que prometía.   

*Fue concejal en 1986, año en el que Cáceres fue nombrada Patrimonio de la Humanidad