Cuentan que la idea fue de San Francisco de Asís, que allá por el 1223 decidió recrear la escena del nacimiento del Niño Jesús en Belén. Lo hizo con personajes de carne y hueso y tampoco se olvidó del buey y la mula, dos indispensables en el siglo XIV, época en la que la tradición de los nacimientos, pesebres y portales -la denominación, al gusto del consumidor- se consolidó en Italia -ya con figuritas- y, por extensión, en el resto de países católicos de Europa. Ha llovido, muchísimo, desde entonces, pero la costumbre navideña sigue fuerte en Cáceres, donde, como todos los años, los belenes pueden verse en innumerables lugares.
Por ello, la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero expone, desde hoy hasta el 9 de enero, un belén monumental conformado por 220 figuras creadas a partir de 35 kilogramos de plastilina y colocados en una superficie de cuarenta metros cuadrados.
El nacimiento es único en el mundo y se presentó ayer en la sede de la entidad cacereña. El acto estuvo encabezado por la presidenta del colectivo, Maritina Guisado; junto a miembros del organismo, Raimundo Medina, Antonio Campesino y Lola Cancho; así como el secretario de la Fundación Educa de Valladolid, Jorge Peláez.
«Aunque la entrada es libre, se organizan actividades y cuestación a beneficio de comedores sociales de la ciudad. Un pequeño puesto a la entrada del edificio oferta varios lotes de plastilina», dijo Guisado.
«En las dos ediciones anteriores, en 2014 y 2016, se anotaron un registro de más de 30.000 visitantes en cada una de ellas, con un público de todas las edades y un clima familiar», añadió.
«El belén muestra gran cantidad de detalles y de sorprendente realismo. Se ha elaborado con el mismo material sintético blando y modelable, de varios colores, que utilizan los niños para jugar en el colegio. Además presenta la originalidad de un portal que rompe con los más tradicionales», manifestó Peláez.
Una bonita cita ineludible en la que no faltan las alusiones a Extremadura.
