Ocho intervenciones por acoso escolar en Cáceres en el último año. Este es el balance que realiza la asociación Acoes, un colectivo creado hace un año para combatir el bullying. De esta forma, desde que se fundó ha recibido denuncias por parte de progenitores solicitando a la asociación que gestionara los recursos posibles para hacer frente a la situación de acoso que sufrían sus hijos en sus respectivos colegios.

En concreto, la asociación, a través de su presidenta Maribel Mendoza, detalla que cuatro casos en los que han intervenido se encuentran en Cáceres capital. En cuanto a los cuatro restantes se encuentran repartidos en diferentes localidades de la provincia (Cañaveral, dos en Malpartida de Cáceres y Zarza de Granadilla). Todos los avisos que han recibido se encuentran en colegios e institutos públicos. Acoes concreta además que en dos de los casos de Cáceres capital se ha activado el protocolo, un extremo que desmiente la Junta de Extremadura, que sostiene en respuesta a este diario sobre este asunto que no tiene comunicación de que "ningún centro haya abierto protocolo" al respecto.

En todos los casos han sido las familias las que se han puesto en contacto con la asociación y los representantes se han personado en los propios centros para pedir que se ponga en marcha el protocolo. En ese sentido, Mendoza incide e n que a pesar del aumento de denuncias en el último año aún existe un «gran temor» por parte de los padres a la hora de visibilizar lo que les ocurre a sus hijos. «A la gente le da miedo, los padres tienen miedo de decirlo y el miedo debería ser que les pasara algo grave a sus hijos», sostiene. Precisamente Maribel Mendoza fue la impulsora de la asociación en Cáceres después de que su hijo sufriera bullying por parte de un compañero de colegio. En su denuncia, constaban mensajes de Whatsapp amenazantes por parte del compañero hacia su hijo y partes de lesiones del menor que había sido agredido y humillado por el compañero de clase. En todo momento, el centro aseguró que se trató de «una pelea entre alumnos» y descartó que existiera acoso escolar en su centro.

Al hilo de la respuesta que recibió del colegio, Mendoza ha puesto de manifiesto reiteradamente que en «los propios colegios no quieren aceptar que hay bullying para que no se dañe la imagen de los centros». De hecho, lamenta la falta de implicación generalizada por parte de los centros una vez que se interviene en un presunto caso hasta que se presentan las pruebas o llega a los tribunales. «Ellos nunca ven nada hasta que el padre y la madre van a los medios», lamenta. 

En relación a la actuación regional, la Delegación Provincial de Educación defiende que «ante cualquier caso de posible acoso, la respuesta de la administración es inmediata». Sobre este asunto, Mendoza critica la lentitud en las actuaciones y pide mayor agilidad a la hora de abordar un presunto caso de bullying. «Desde que el niño avisa y se prueba pueden pasar cuatro meses o un curso entero que el menor sigue en contacto con su agresor, el protocolo es un lavado de cara», concluye.