El ayuntamiento lleva varios años intentando ilusionar al personal con el proyecto del monte Arropé. Pues ahora resulta que no tiene garantizado el lugar en el que se ubicaría. Y no solo eso sino que no depende de él la solución a ese problema pues según las palabras del alcalde es la Junta quien está estudiando las modificaciones que deben hacerse en la zona Zepa para que sea posible levantar el complejo que tanto se ha publicitado y en el que el alcalde y su grupo centran gran parte del futuro de nuestra ciudad. 

A simple vista parece que nos han estado vendiendo humo y no solo a nosotros pues varios viajes asiáticos se habrían celebrado sin una base sólida con la que cerrar acuerdos y traer capitales inversores. Resulta asombroso que a estas alturas nos diga el alcalde que la zona Zepa es demasiado amplia y que entorpece el desarrollo de la ciudad cuando plumas autorizadas y voces científicas lo han denunciado hace mucho tiempo y algunos proyectos han tenido que cancelarse o modificarse por culpa de la tal zona y por ser el recurso que han tenido algunos para defender actuaciones contrarias a su ideología. 

Porque si bien la protección del medio ambiente es una tarea que nos debe ocupar a todos, las exigencias ideológicas minoritarias han dado como resultado un abuso al extenderla sin necesidad en algunas partes como el propio alcalde reconoce ahora. De manera que la protección que tenían como un santo y seña ciertos grupos se convierte de la noche a la mañana en un impedimento y ahora se trata de cerrar filas con quien sea para tratar de salvar el templo de Buda. Ya es lo que nos faltaba, porque si hasta ahora el enemigo estaba en los gobiernos de Madrid y en Mérida resulta que en estos momentos pueden ser nuestras propias leyes quienes nos impiden el desarrollo y son nuestros gobernantes quienes nos prometen algo irrealizable. Ojalá encuentren una salida y no se pare ningún proyecto por nuestra culpa.