Las cacereñas María Luisa Fernández y María José Sepúlveda fueron las protagonistas este domingo. Ambas acudieron, como cada año antes de que se declarara la pandemia, al paseo Alto para la romería de los Santos Mártires y ambas lo hicieron con su atuendo tradicional. La primera, con su traje con influencias del Chíviri de Trujillo y una cobija característica de Las Purificás de Monroy. La segunda, con uno de los símbolos más identificativos del folclore extremeño, la gorra de Montehermoso elaborada en bálago, un material que trabajan artesanos contados con una mano en el país. 

Las dos, sin coincidir ni conocerse, sí coincidieron en lo más importante. Siguieron el precepto que lleva marcando la organización de la festividad, ahora comandada por la hermandad de la Salud y la Estrella y el ayuntamiento, en los últimos años: que todos los que acudan lo hagan con la vestimenta tradicional. Por ello, ambas fueron distinguidas por los organizadores con un diploma, una forma de aplaudir su gesto de fidelidad a las tradiciones más arraigadas. «Yo me visto porque es una manera de que no se pierdan las raíces» , sostiene Fernández.

Venta de roscas en la ermita, este domingo. JOSE PEDRO JIMENEZ

Como María Luisa y María José, centenares de cacereños peregrinaron a lo largo de la mañana de forma masiva a la ermita del paseo Alto, epicentro de las actividades. Inauguró de manera oficial la romería la agenda de festejos, ya presenciales, tras dos años de parón por la crisis sanitaria y lo hizo con una acogida multitudinaria.

Prueba de ello la dio la venta de los dulces típicos, las roscas de anís, que este año se agotaron en una hora. «Este año hemos hecho 1.500 porque no pensábamos que hubiera tanta gente y las hemos vendido todas, la gente estaba deseando salir y festejar con normalidad», expone con satisfacción una de las coordinadoras de la venta de dulces. Según relata Sepúlveda, la jornada se convirtió en punto de reencuentro para amigos y conocidos a los que no ve en los dos últimos años. 

Una cacereña y su hija ataviadas con el traje típico. JOSE PEDRO JIMENEZ

Cierto es que el clima acompañó a la jornada, que arrancó con los actos desde primera hora. En la explanada, las imágenes de San Fabián y San Sebastián que presidieron durante toda la celebración la entrada a la ermita. La misa romera arrancó pasadas las once y media y fue acompañada por la coral In-pulso. Más tarde, la asociación de folclore de Santa Lucía ofreció un recital de bailes tradicionales y la mañana se cerró con unas migas populares. En todo momento, la organización mantuvo abierta una barra de refrescos y como novedad, el chiringuito del paseo Alto también tuvo actividad este domingo --solo abre en verano--.

En el dispositivo de seguridad estuvo presente una unidad de DYA. En cualquier caso, a pesar de la multitud que se congregó en las horas centrales del mediodía, la jornada transcurrió con normalidad y sin incidencias a destacar. « La gente está siendo prudente y muy respetuosa, lleva su mascarilla y no se aglomera», concluye Fernández.