La última entrevista que concedió fue a este periódico cuando aún no había llegado la pandemia. Entonces, preguntado sobre qué son la muerte y la vida, el exalcalde socialista Juan Iglesias Marcelo, fallecido este martes en Cáceres a punto de cumplir los 91 años, respondía esto: "A la muerte le doy muy poca importancia, aunque pienso mucho en ella, pero no me da ningún temor. Siempre pienso en una cosa que me parece interesante: ¿por qué los seres humanos, los hombres y las mujeres, hemos tenido tanto afán, tanto ímpetu, por el amor y por el sexo?, porque nuestra vida se acaba y porque yo que no puedo continuar indefinidamente, quiero continuar a través de mis descendientes, de mis hijos, de mis nietos, de mis biznietos cuando los tenga, que no faltará mucho... y ahí estará una semilla, que ya no soy yo, pero que continúa lo que yo soy, biológicamente y mentalmente si es posible. Soy un agnóstico religioso, soy políticamente laico en el sentido de la presencia de la religión en las instituciones del Estado. La muerte está ahí y llegará y no me da ningún miedo, ninguno, no espero que más allá me encuentre un panorama asombroso, no espero encontrar nada, pero de todos modos estoy abierto a las sorpresas".

Nacido en Cáceres el 1 de marzo de 1931 Marcelo ha fallecido por un fallo multiorgánico después de una larga y fructífera carrera política. Iglesias fue el alcalde que dio a Cáceres el título de Patrimonio de la Humanidad puesto que durante su mandato, entre 1983 y 1987, la Unesco otorgó (en 1986) esta distinción a nuestra ciudad.

«La muerte está ahí y no me da ningún miedo, ninguno, no espero encontrar un panorama asombroso»

El exalcalde, un portento intelectual, un hombre afable, cercano y carismático estaba casado y era padre de cuatro hijos, desde 1982. Hasta el año 2000 fue senador por la provincia de Cáceres.

Decía que hoy los políticos deberían aprender de Azaña «el talante para navegar en una situación muy complicada»

A su labor político se unía la de docente, puesto que fue profesor de Enseñanza Media y catedrático de Bachillerato, además de inspector de Educación del Estado e inspector jefe de Educación en la provincia de Cáceres, entre 1976 y 1982, y director del Instituto de Bachillerato Claudio Moyano de Zamora.

Heras, Marcelo, Nevado, Saponi y Sánchez Polo. FRANCIS VILLEGAS

De los líderes que conoció, a Iglesias le causó una especial ilusión Adolfo Suárez. "Era un hombre que se jugó mucho y que desde una apariencia que parecía insignificante en inicio hizo una obra que hoy se reconoce. Entonces recibió palos por todos lados, de los suyos y de los otros, pero su imagen con el paso del tiempo se ha asentado. A mí me producía la sensación de un hombre que había jugado mucho, que había arriesgado mucho y que de alguna manera era un autor importante de la transformación de la dictadura en España en una democracia, imperfecta como todas las democracias", decía Marcelo, que también tenía un grato de recuerdo de Felipe González, "especialmente en sus primeras etapas con el que estuve en el Senado, nos reuníamos muchas veces, recuerdo su enorme talento, su visión política clara, me causaba un impacto muy especial", aseguraba.

Hijo adoptivo

El político, el primer socialista de la democracia que llegó a la alcaldía, atesoró a lo largo de su trayectoria diversas condecoraciones, entre ellas la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio por el Gobierno de España en 2010 o la de Hijo Adoptivo de Cáceres en 2014. El ayuntamiento, tal como se aprobó hace unos días, le pondrá su nombre al parque situado entre la calle Venezuela y Cristu Benditu.

Domínguez Lucero, González Cascos, Saponi y Sánchez Polo. FRANCIS VILLEGAS

Decía Iglesias que los políticos de hoy deberían aprender de Azaña "el talante para navegar en una situación muy complicada" y sobre los partidos pensaba que "se miran mucho al ombligo y pierden de vista el panorama general. Creo que hay una cierta tendencia a considerar que un partido es como una secta religiosa que establece las herejías y las adhesiones, los herejes son los que están fuera, los adictos son los que están dentro y naturalmente las componendas de una secta con otras opciones religiosas son cero. Quien cree que un partido político es como una secta en la que se aglutinan creencias básicas, fundamentales e inamovibles está haciendo un mal servicio a la convivencia ciudadana".

Reacciones

No han tardado en llegar las reacciones a la muerte de Iglesias Marcelo. La Agrupación Local del PSOE de Cáceres ha lamentado su marcha y ha puesto a disposición de los cacereños un libro de condolencias en su sede en la plaza de Noruega esta tarde entre las 16.00 y las 20.00 horas, y mañana desde las 09.00. El ayuntamiento también ha destacado su figura en su red social, igual que ha hecho la diputada socialista en el Congreso, Belén Fernández Casero.

Durante un acto sobre las ciudades patrimonio. FRANCIS VILLEGAS

El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, también en sus redes sociales, ha manifestado: "Acaba de fallecer Juan Iglesias Marcelo, quien fuera Alcalde de Cáceres entre 1983 y 1987. Durante su mandato la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad, título que marcó un antes y un después en el desarrollo de nuestra ciudad. Juan era un moderado radical, un socialdemócrata convencido del que aprendí mucho en el tiempo en que coincidimos en el Consejo Escolar de Extremadura, él como presidente y yo como representante del alumnado. Siempre me impresionó su capacidad para facilitar acuerdos. Un abrazo enorme a su familia. Descansa en paz, Juan".

Juan Iglesias Marcelo en la parte antigua. FRANCIS VILLEGAS

Asimismo se han pronunciado las exalcaldesas Elena Nevado, que ha manifestado: "Descansa en paz alcalde. Un hombre con una categoría personal y política envidiable que tanto se necesita, y Carmen Heras, con una foto que ha definido como "muy simbólica por lo que representa" y en la que aparece junto a los exalcaldes Sánchez Polo, Domínguez Lucero, Luis González Cascos y José María Saponi, quien precisamente también ha mostrado públicamente sus condolencias y ha enviado un mensaje de ánimo a la familia. Además, José Alvarado, el que fuera uno de sus concejales, ha tenido estas palabras: "Hoy nos ha dejado Juan Iglesias. Tuve la suerte de formar parte de su equipo de concejales en 1983/1987. Siempre le estaré agradecido por su apoyo para poner en marcha la concejalía de juventud. Fueron años difíciles, pero llenos de proyectos en políticas de juventud. Gracias Juan. Descansa en paz".

Libro de condolencias en el Palacio de la Isla. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

El ayuntamiento ha decretado tres días de luto oficial y las banderas están a media asta. Además, en el Palacio de la Isla se ha habilitado un libro de condolencias para que los cacereños y cacereñas que lo deseen puedan expresar su pésame a la familia. El edificio permanece abierto de lunes a viernes de 09.00 a 15.00 y de 16.30 a 20.00 horas. El cuerpo de Iglesias Marcelo será incinerado mañana por la mañana y no habrá misa. Será un acto íntimo por expreso deseo de la familia.

La abuela Regina

Una de las personas que marcó la vida de Juan fue su abuela Regina Ramajo, que organizaba viajes a Madrid para acudir a los mítines de los líderes de izquierdas al proclamarse la Segunda República y que escuchaba con interés las proclamas de Azaña o Largo Caballero. Era miembro de la Asociación Obrera Cacereña, siempre al quite de los problemas de los trabajadores. En 1935 participó en una manifestación que salió de la Casa del Pueblo en la calle Olmos en dirección al ayuntamiento, con sus banderas, sus cánticos, la Internacional... Y Regina en primera fila, en defensa de sus ideales. Finalizada la guerra un tribunal militar la juzgó y la condenó a ocho años de prisión y al pago de una multa de 500 pesetas. La destinaron a un penal de mujeres de Deba, en Vizcaya, donde permaneció tres años, hasta que la sacaron en libertad vigilada y la devolvieron a Cáceres. No podía viajar, debía comunicar cualquiera de sus movimientos y presentarse periódicamente ante las autoridades, pero todo eso era mejor que la cárcel.

A su vuelta, Regina seguía sin perder la esperanza en otra España. Hablaba de política, se reunía en casa de los amigos a escuchar Radio Pirenaica en un viejo transistor de galena, pero ya nunca sería testigo de un cambio; moriría viendo cómo su confianza en el fin de la dictadura se frustraba. Aunque su estela siguió para siempre en su nieto: sabiduría y ponderación que Cáceres siempre guardará en la memoria de quien fue su alcalde