Diego García García trabaja en Cáceres. Había pedido permiso en el trabajo porque esta mañana tenía que viajar a Malpartida de Cáceres para buscar a su padre, José María García González, y llevarlo a la consulta de Urología del Hospital Universitario. Era una cita importante, que ya se había pospuesto en enero porque José María y su esposa contrajeron el coronavirus. Le habían hecho una biopsia en noviembre y hoy tenían que darle los resultados y confirmarle si lo iban o no a operar. El padre de Diego tiene 77 años, lleva una sonda, tiene dificultades y el traslado a Cáceres siempre supone un nerviosismo para él.

"Estábamos citados a las 10 de la mañana, pero nosotros habíamos llegado a la consulta con antelación. Había pasado una hora y pico cuando exactamente a las 11.10 recibimos una llamada de mi madre desde Malpartida diciéndonos que la habían telefoneada del propio hospital para anunciarle que se suspendía la cita. En ese mismo momento comenzaron a sonar los teléfonos de todos los pacientes que estábamos allí informándoles de lo mismo", cuenta Diego.

Asegura que nadie les ha dado explicación de por qué se anulaba y reprogramaba la cita. Entonces decidió ir a poner una reclamación y dar a conocer su caso ante la opinión pública. "Allí había gente que había venido de Navalmoral de la Mata, otra señora de Cedillo y una mujer que había recorrido 200 kilómetros para venir a Cáceres. "Había otras consultas funcionando, podríamos habernos atendido en alguna de ellas", concluye García.