Cuentan que se llama Cantarrana porque desde una de sus charcas se escuchaba croar a las ranas. Es éste un paraíso a 800 metros del antiguo molino de aceite, donde se asienta el Espacio de la Creación Joven, y el camino de la cantera de Olleta. A María Cáceres Pajuelo le gusta llamar al Marco la autovía verde de Cáceres. Y no le falta razón: la Ribera, origen de la historia de la ciudad, se está poniendo tan de moda que especialmente los fines de semana es el destino favorito de los senderistas.

En la granja junto a los animales. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Cantarrana da nombre a la finca que María adquirió en 2011 y que en su origen se acondicionó como lugar dedicado a la celebración de bodas y banquetes hasta que le fueron denegados los permisos porque el tipo de suelo no permitía ese uso. Es curioso lo que ocurre en Cáceres: los negocios solo encuentran trabas burocráticas.

Sin embargo, María no estaba dispuesta a darse por vencida y un día su amiga Inma, que es bióloga, le sugirió: «¿Y por qué no haces un jardín botánico y una granja escuela?». Así surgió la Asociación Natura, un colectivo donde están integradas unas 100 familias, que disfrutan de este idílico espacio. Efectivamente hay corrales donde se crían y se cuidan animales y un magnífico jardín botánico.

En una de las estancias. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

María ha vuelto a intentarlo y ahora está a la espera de que se le conceda la licencia y poder hacer de este sueño su negocio. De momento, de forma altruista, recibe a los visitantes que integran la asociación. La empresaria indica que «es una asociación en un finca privada que abrimos sin ánimo de lucro a quien quiera aprender sobre naturaleza».

El colectivo no para. «Recientemente hemos plantado cien especies de árboles, 50 ornamentales y 50 frutales, entre ellos cerezo japonés, aliso, castaño, haya, encina o alcornoque», cuenta con su siempre sonrisa en el rostro. Con todo ello aumenta ese jardín botánico de Cantarrana.

En la finca también hay una pequeña granja con patos, gallinas, gansos, pavos reales... Hay cabras, un poni, un burro... Y no faltan las huertas, a las que acuden muchos escolares o gente que realiza plantaciones y que luego pasan a recoger los frutos. Es, sin duda, una delicia pasear por aquí, empaparse del jardín de polen o del jardín de plantas aromáticas de infinitas propiedades, todas clasificadas. Es un mar de tomillo y de lavanda que mete al visitante la naturaleza en vena.

Actualmente están con el montaje de una tirolina, ya se atisba una torre de 6 metros porque la pretensión, siempre que se pueda a corto plazo, es convertir Cantarrana en un parque multiaventuras. Todo dependerá de las exigencias que imponga la burocracia.

Cartel informativo. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

De momento se trata de un proyecto que podría repercutir de forma beneficiosa en la Ribera y en su entorno, ahora que el equipo de gobierno del ayuntamiento trabaja en el impulso de esta zona verde de la ciudad aprovechando la llegada de fondos europeos.

La Ribera del Marco está conformada por siete kilómetros que dieron vida a Cáceres. Su caudal brotó bajo las placas del Calerizo, a los pies de la Fuente del Rey, en el barrio del Espíritu Santo, y de allí corrió hacia el noroeste hasta desembocar en el Guadiloba. Las dos claves para que los primeros habitantes formaran comunidad eran la leña y el agua. Siglos después, aún hay gente, como María, que luchan para quedarse.