La catedral de Coria es exclusiva por su arquitectura: se articula mediante una única nave dividida en cinco tramos de bóveda de crucería estrellada, fenómeno que es compartido únicamente en España por la catedral de Gerona. Y única por lo que representa para la diócesis de Coria-Cáceres: no hay otra catedral y por tanto presume de ser sede episcopal. El templo, de estilo gótico de transición, con añadidos platerescos y barrocos, se levanta sobre la ciudad antigua, que será testigo el próximo sábado de la ordenación del nuevo obispo, Jesús Pulido Arriero, el quinto de la historia más reciente de la diócesis. Será a las 11.00 horas.

La catedral de Santa María de la Asunción, como se denomina, atesora en su interior una magnífica colección de pintura, escultura y orfebrería. Fue levantada en el lugar en el que anteriormente se hallaba la catedral original visigoda y reconstruida en 1748 tras sufrir graves daños por el terremoto de Lisboa. Acaba de ser sometida además a una importante reforma, que finalizó el pasado verano y que ha permitido corregir los defectos que se habían detectado desde hacía años en las bóvedas y en los arcos, así como en los muros interiores del templo. También se ha restaurado la fachada sur del Paredón y se han repuesto las cornisas y balaustradas. Antes ya se había sometido a otra operación de estética para eliminar las humedades.

Ha sido casualidad, pero el monumento se ha puesto a punto para recibir al nuevo prelado, después de que la diócesis lleve dos años en sede vacante tras la marcha de Francisco Cerro, que fue nombrado arzobispo de Toledo primado de España en febrero del año 2020.

Desde que dejara Coria-Cáceres, un administrador diocesano dirige la institución, cargo que ostenta Diego Zambrano. Él mismo ha creado una comisión para organizar la ordenación del nuevo obispo. Asegura que tienen tanta ilusión que no quieren que falte detalle alguno el próximo sábado. «Han pasado dos años de sede vacante, con lo cual el deseo de la llegada del nuevo obispo está en el corazón de todos los diocesanos. Estamos trabajando en equipo de una manera sinodal, estamos caminando juntos toda la diócesis para preparar este acontecimiento», afirma Diego Zambrano.

"Han pasado dos años de sede vacante, con lo cual el deseo de la llegada del nuevo obispo está en el corazón de todos los diocesanos"

Diego Zambrano - Administrador diocesano

Según sus previsiones, se espera la asistencia de más de 500 personas. De hecho se van a instalar pantallas en la plaza de la Catedral para que la ordenación pueda seguirse desde la calle. El acto estará presidido por el nuncio de su santidad en España, Bernardito Cleopas Auza. Está confirmada la asistencia de una treintena de obispos y de 180 sacerdotes de todo el territorio nacional, junto a las principales autoridades de la comunidad autónoma, entre ellos el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara.

Pulido nació en Santa Ana de Pusa (Toledo), en 1965, una localidad de 341 habitantes y desde donde se fletarán dos autobuses, porque sus vecinos quieren arropar al nuevo obispo de Coria-Cáceres en este acontecimiento. Llegarán también otros dos autobuses desde la conferencia episcopal.

Los actos continuarán al día siguiente, cuando el ya prelado se traslade hasta la capital cacereña, la que será su lugar de residencia, para celebrar una misa estacional, la primera tras ser nombrado. Será a las 18.30 en la concatedral de Santa María. Y a partir de ahí, no parará. «Su agenda está llena ya de actividades porque después de dos años todos están deseando que el obispo esté en sus parroquias y en sus asociaciones. Hay muchas cosas que hacer en la diócesis. Él está deseando recorrer toda la diócesis y conocer a todo el mundo. Viene muy ilusionado», asegura el administrador diocesano. 

La historia de Cáceres escrita por sus obispos

Julio Pulido Arriero se convertirá este sábado en el quinto obispo de la historia más reciente de la diócesis de Coria-Cáceres. Sustituye a Francisco Cerro (2007-2020), que se marchó en febrero del 2020 a la archidiócesis de Toledo. Durante su episcopado convocó el XIV Sínodo Diocesano, hizo una fuerte apuesta por las escuelas de formación e integró a la mujer en la iglesia, situando a muchas de ellas en puestos de responsabilidad. Cerro sustituyó a Ciriaco Benavente (1992-2006), que levantó cinco iglesias en Cáceres y una en Coria durante su cargo, adquirió la Casa de la Iglesia en la capital cacereña y la Casa Sacerdotal también en Cáceres e instaló el Museo de la Catedral en Coria.

Jesús Domínguez (1977-1990) fue otro de los obispos más importantes, que desempeñó los cargos de administrador apostólico de la diócesis de Badajoz y de Plasencia en distintos periodos durante su cargo como prelado de Coria-Cáceres. Pero si hubo un obispo influyente en la diócesis, ese fue Manuel Llopis Ivorra (1950-1977), por todo lo que consiguió para la capital cacereña. Construyó dos nuevos seminarios: el actual de Cáceres y otro en Coria. Y creó la Asociación Benéfico-Constructora «Virgen de Guadalupe», con el fin de construir viviendas para gente trabajadora. Hay un barrio en Cáceres lleva su nombre y sus restos reposan en la Capilla del Sagrario de Santa María.