El viaje diario de Constantino Gianikellis a su trabajo como profesor de Biomecánica en la Facultad de Ciencias del Deporte, en el campus de Cáceres, se ha convertido en un suplicio. Lo es para él y para los cientos de conductores que atraviesan la recta de la ronda norte cacereña que conecta la rotonda del Burguer King de La Mejostilla con la de Héroes de Baler. Y todo a cuenta de unas obras de Red Eléctrica Española e Iberdrola para cambiar la línea subterránea de alta tensión que va desde Los Arenales hasta Cáceres y de Cáceres hasta Trujillo.

Un tramo de la ronda norte, aún sin atasco. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Según explicó el concejal de Infraestructuras, Andrés Licerán, la actuación que ahora se desarrolla corresponde al primer tramo de la obra, «pero tienen aún que hacer casi toda la ronda». El edil insistió en que no se trata de una actuación municipal y que solo fue competencia del Ayuntamiento de Cáceres otorgar la licencia.

Este periódico acompañó ayer a Gianikellis en su viaje (lo hace dos veces al día de lunes a viernes). Salió de su casa en el R-66 en torno a las ocho y media de la mañana. Un trayecto que podría hacerse en 15 minutos en coche se demoró hasta 30. Junto a Costas (nombre de pila de este profesor griego) tomamos el coche y bajamos por la calle Aires hasta entrar en la ronda en dirección Trujillo. Pasamos la rotonda del Casar y hasta ahí todo bien.

La cosa se complicó en el tramo que está en obras. «El problema es que está durando muchísimo. Llevamos así desde el verano y hay días en los que ni siquiera están los obreros», dice Costas al volante. «Los miércoles como hay mercadillo no hay manera de pasar por aquí y tampoco la policía local aparece para regular el tráfico. Se te van de 15 a 20 minutos», lamenta.

En pleno atasco, en el coche. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

«Tienen que decir cuándo va a acabar esto. Puede haber razones que desconozco, pero no me parece normal que para hacer 500 metros necesiten tantos meses», cuenta mientras al salir de la rotonda uno casi se juega el tipo: muchos conductores, al superar el atasco aceleran hasta los 100 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50.

El profesor muestra los socavones en el campus universitario de Cáceres. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

La cosa se vuelve a complicar al llegar al campus, con una calzada llena de sovacones. «Esto es absolutamente inaceptable. Lleva así más de tres años». El profesor se despide pues está a punto de empezar su clase de las 9. No es de extrañar que al marcharse lo haga diciendo: «Necesitas un tanque para poder llegar a la facultad»