Treinta y dos grupos y solistas de catorce países se subieron del 9 al 12 de mayo de 2019 a los tres escenarios Womad de Cáceres. Fue la última edición antes de la pandemia, y ahora ya es posible anunciar que será también el formato de la próxima cita, que volverá del 5 al 8 de mayo de 2022 tras dos años en suspenso. Si la situación sanitaria lo permite, y no hay nuevas variantes o una séptima ola pronunciada en esas fechas, el certamen regresará con su escenario principal en la plaza Mayor, el habitual de talleres de menor formato en la plaza de San Jorge, y el destinado a los grupos extremeños emergentes en Santa María.

«Pretendemos, y es nuestro afán, mantener el formato de los últimos años, el de 2019. De ese punto partimos y con ese objetivo estamos trabajando, supeditados a lo que las autoridades sanitarias puedan decir en cada momento», explica Silvia González, directora del Consorcio Gran Teatro. «Los índices parecen apuntar a que en la época del festival será factible el formato habitual, aunque estamos subordinados a lo que pase en dos meses y nadie tiene certezas, vista la evolución de la pandemia», reconoce.

Pero si de algo no hay duda, «es de nuestra ilusión y nuestras ganas. Estamos trabajando muy satisfechos de recuperar el Womad, siempre hemos creído que es un puntal cultural de nuestra ciudad», afirma la directora del consorcio, «y no solo porque se trata de uno de los grandes festivales y de una grandísima marca, sino por los beneficios que deja en Cáceres», sostiene.

Y tras dos años en los que «de ninguna manera se podía celebrar un certamen de esta naturaleza», ahora, con prácticamente todos los festivales del país preparando sus ediciones, se ha despejado cualquier duda. El certamen cacereño se organizará. Luego la pandemia dirá lo que tenga que decir. El pasado noviembre, sin ir más lejos, ya se desarrolló el Womad de Las Palmas.

Trámites a toda máquina

Por ello, el Consorcio Gran Teatro está volcado con el trabajo administrativo que requieren los preparativos del Womad, «muy intensos», máxime este año porque, debido a la pandemia, hay menos tiempo para tener todo a punto. «Son trámites complejos, largos, la ley han cambiado, obliga a seguir unos procesos mucho más estrictos y las instituciones necesitan sus plazos para avanzar con garantías de que todo se realiza correctamente. Pero vamos acelerando cuanto podemos», reconoce Silvia González. La edición cuenta con un presupuesto de 420.000 euros.

En concreto, se está desarrollando el plan de seguridad, todos los permisos pertinentes y la petición de espacios, porque el Womad, además de los tres escenarios musicales, organiza múltiples actividades por la ciudad: stands de ONGs en el Foro de los Balbos, talleres en el Museo de Cáceres, proyecciones en la Filmoteca, Mercado Global y Comidas del Mundo en Santa María, San Mateo y plaza de las Veletas...

«Los que hemos pasado buena parte de nuestra trayectoria vital con el festival, tenemos muchas ganas de que vuelva, es algo que forma parte de nuestra forma de vivir, de Cáceres, de nosotros mismos, de nuestra historia cultural de los últimos 30 años», destaca la directora.

Figuras como John Ellison, Calypso Rose, Pascal Danaë o Gaye Su Akyol hicieron del cartel de la última edición (2019) un auténtico crisol de las músicas más diversas. Este año aún no se ha anunciado ningún artista debido a los tiempos distintos que marca la situación sanitaria, pero no tardarán. También están por descubrir los principales mensajes de la nueva edición. En la pasada, el festival promovió la campaña ‘Con civismo, el Womad suena mejor’, para que el público disfrutara de la cita cuidando a la vez el entorno del casco histórico. Con este mismo fin, se distribuyeron vasos reutilizables.

La hostelería lo aplaude

Para Carlos Talaván, presidente de la Asociación de Restauración de la Plaza Mayor (Areplama), el regreso del Womad constituye un claro indicativo de la vuelta a la normalidad, tras el parón que ha vivido la ciudad con todos los eventos suspendidos. «Estamos encantados de recibir otra vez al festival, y no solo por los beneficios que deja, sobre todo porque permite que Cáceres suene en el exterior, supone una proyección importante que atrae público el resto del año», señala.

Y eso es lo que más valoran los hosteleros: que la ciudad salga en los medios con su casco histórico y su buen ambiente para animar a otros a viajar. «La cita en sí, los cuatro días de Womad, no son clave para la economía de los negocios», matiza Carlos Talaván. «Por ejemplo, si hablamos de beneficios concretos en locales como el nuestro (la tapería ‘La Majá’), se saca más rendimiento a la Semana Santa, pero Womad es Womad, un gran escaparate, y por supuesto un fin de semana bueno», argumenta.

Lo que sí necesita la hostelería cacereña, sobre todo la situada en el centro histórico, es que vayan regresando todas las grandes citas habituales en la ciudad. «Las ayudas públicas no nos llegan, las cosas siguen mal, nos presionan desde vecinos hasta el ayuntamiento, y los precios no paran de subir. Nosotros tampoco podemos repercutir esos costes en la clientela, porque en Cáceres las cosas no están bien, no hay dinero», lamenta Carlos. «Con estas circunstancias se nos hace muy ardua la tarea de seguir abiertos», confiesa.

Además, la asociación Areplama, creada antes de la pandemia con el fin de abogar por una restauración responsable, necesita el regreso de la normalidad para avanzar en sus fines, «sobre todo cambiar la idea que el cacereño tiene de la plaza Mayor, dando un servicio adecuado, evitando molestias y quejas», destaca. De hecho, el colectivo tiene previsto poner en marcha un calendario de eventos con estos objetivos.

También desde el Clúster de Turismo de Extremadura consideran relevante la difusión que el Womad supone para la capital cacereña. Se trata de las pocas citas que tienen visibilidad en espacios de prensa, radio y televisión de ámbito nacional. «Pero es cierto que el impacto turístico concretamente de esos cuatro días no es tan relevante, y ello por una razón: se trata de un público que sí demanda los apartamentos, pero no los hoteles ni los restaurantes», explica María José García Curto, presidenta del clúster. «Por supuesto, el Womad es una actividad relacionada con la cultura que promociona y posiciona la ciudad», subraya.

De hecho, sin olvidar que a Cáceres le vienen muy bien tanto los visitantes del Womad como los que van de paso, o los que llegan un día de fin de semana, «desde el clúster llevamos tiempo diciendo que turísticamente debemos apostar por un perfil de público que, aunque no sea masivo, deje más rentabilidad en destino». ¿Pero cómo es y cómo se consigue? «Hay que buscarlo, suele pernoctar más y moverse por un interés expresamente cultural, como por ejemplo la visita al Museo Helga de Alvear», precisa María José Curto.

Aun así, aclara que cada evento «tiene su sitio, y por supuesto el Womad tiene uno muy importante». «Quizás desde fuera consideramos que el cartel debería hacer guiños para atraer también a otros arcos de edad», plantea.