Con cuarenta años de sacerdote, ya puedes presumir de conocer un poco (sólo un poco), algunas de las variables que se mueven en el “mundillo” eclesial, por ello, personalmente, admiro mucho a aquellos que aceptan la misión de ponerse al frente de una diócesis en el momento en el que vivimos. La persona religiosa no solo desea lo mejor, sino que como reconoce la realidad de un Dios que nos sobrepasa, no tiene reparo en pedir su ayuda para todo lo que sucede. ¡Cuente con ello! Pero además, el que reza, sabe que tiene que aportar todo lo que esté de su parte para conseguir lo que pide, si no es así lo primero no tendrá sentido. 

Se me ha ocurrido echar un vistazo al episcopologio cauriense y destacar a cinco que considero por razones obvias destacadas figuras:

Don Iñigo Navarrón (1142-1152), Primer obispo de Coria al desaparecer la presencia musulmana que había arrasado con todo el vestigio cristiano que encontraron a su paso. Cuando los discípulos de Alá se baten en retirada Don Iñigo es el primero después de la restauración.

Don Pedro García de Galarza (1578-1603), éste conquense tuvo una presencia destacada al final de la época medieval. Lo cito porque fue el fundador de Seminario Conciliar de San Pedro Apóstol en la Diócesis de Coria, con el importante añadido que lo crea en Cáceres y no en la ciudad del Alagón como mandaba Trento. 

Don Blas Jacobo Beltrán (1815-1821), zaragozano, consiguió por fin que el Seminario Conciliar se estableciera en la ciudad de Coria. El 7 de mayo de 1819 logró la autorización real para que se produjera, no sin dificultades, el traslado. 

Don Manuel Llopis Ivorra (1950-1977) Es imposible que en Cáceres preguntes a qué obispo conocen y que no te citen a este valenciano de larga presencia en la Diócesis. Diócesis que comenzó llamándose de Coria y terminó siendo de Coria-Cáceres. Hay un barrio con su nombre, los primeros cines fueron los de Llopis, Caritas empezó con Llopis…en 1954 inaugura el nuevo Seminario Mayor en Cáceres. El Vaticano II y la difícil época posts-conciliar se vivió en su episcopado.

Don Jesús Domínguez Gómez (1977-1990), de Pilas, Sevilla, llegó como aire fresco a nuestra diócesis y se convirtió en una marea que produjo cambios muy significativos en los modos y en las formas de hacer pastoral.

Personas distintas, épocas diferentes, todos ellos con sus aciertos y errores, intentaron cumplir la misión que la Iglesia les encomendó. ¡Bienvenido Don Jesús!