-¿Por qué la gente termina matando?

-Es difícil saber qué les pasa por la cabeza. A veces cometen un homicidio por el hecho más simple imaginado. En otras circunstancias lo hacen porque están ante un momento de desesperación o de enajenación mental transitoria, porque piensan que no tienen otra salida. Algunos creen que así acabarán sus problemas o resolverán sus deudas. Pero hay ocasiones en las que se mata por inquina.

-¿Qué piensa un asesino?

-Es dificilísimo ponerse en su mente.

-Usted ha estado frente a frente de muchos.

-Sí. Cuando se les ha detenido, sí.

-¿Y qué sensación le han causado?

-Algunos te dan la sensación de una frialdad enorme. Los ves incapaces de inmutarse. Otros se derrumban, se echan a llorar, no saben por qué lo han hecho, están muy arrepentidos. Sus reacciones son variopintas.

-¿La reacción de usted cuál ha sido: rabia, compasión?

-En esos momentos procuras ser lo más aséptico posible para no tomar parte con el autor ni que en un momento determinado sientas frustración, o que le digas: sinvergüenza, lo que has hecho, tienes que pagarlo. Ni tampoco que te dé pena: pobrecillo, por qué lo ha hecho, qué mal se encontraría, qué pasaría por su cabeza. Debes centrarte en buscar las declaraciones o vestigios que impliquen al autor y que demuestren que es el culpable de ese homicidio. Siempre he procurado no empatizar.

Quien habla es Agustín González Gutiérrez, inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Cáceres, encargada fundamentalmente de homicidios, una brigada de la que está al frente desde 2008. «Por suerte hay pocos en la ciudad. Recuerdo dos dobles homicidios, a matrimonios en La Mejostilla, y un parricidio», explica en su despacho de la jefatura.

-Para poder esclarecer esos homicidios se necesita una inspección ocular bastante exhaustiva. Se trata de un trabajo que desarrollamos con la Policía Científica. Nuestra labor consiste en recoger vestigios en el lugar de los hechos, tomar declaración a conocidos, amigos, familiares, vecinos, que puedan estar cerca de la víctima y del asesino.

-¿Los agentes tienen que conocer todo sobre el asesinado y todo sobre el asesino?

-Sí. Su vida pública, su vida privada y, lo que es más importante, su vida secreta, para poder hurgar en esos sitios y encontrar el posible motivo que llevó al homicida a ejecutar su acto.

-¿Para solventar un homicidio se necesita una psicología especial, mirar más de lo que los demás miran, tener un ojo clínico?

-Hay muchas cosas que te vienen con la experiencia y, sobre todo, con la intuición. Es fundamental el análisis completo de todos los indicios, los comentarios y pruebas que se puedan encontrar, e intentar hacer un perfil sobre el autor, la forma que tiene de pensar, cómo actúa, cuáles son sus carencias, sus limitaciones, sus vicios...

-Obtener un perfil, vaya.

-Eso es. Hacer un retrato de esa persona, de manera que te pueda indicar u orientar sobre qué siguientes pasos puede dar el asesino; qué haría en determinada circunstancia. Más o menos ponerte un poco en su lugar.

-¿Existe el crimen perfecto?

-Hay autores que dicen que sí, hay autores, que no. Con el paso del tiempo se están consiguiendo resolver más crímenes, sobre todo ahora con las nuevas tecnologías de las que disponen los laboratorios forenses, los análisis de ADN... Eso hace unos años era impensable. Ahora se están resolviendo muchos homicidios pendientes.

-¿Por qué?

-Porque en su momento no había medios y ahora, con esas nuevas tecnologías y el análisis de los vestigios biológicos, llegas a la conclusión del homicidio. También ocurre que, en muchas ocasiones, el autor puede relajarse al cabo del tiempo, cometer un error y dar con él.

-Habla de la irrupción digital. ¿Qué papel está jugando?

-Un papel muy importante porque nos está ayudando muchísimo en la investigación, sobre todo en el ámbito de Policía Judicial y de Policía Científica, que disponen de un material y una tecnología de la que antes carecíamos. Es cierto que también ayuda al asesino en sus coartadas. Ahí jugamos al ratón y al gato.

-¿Quedan sobre su mesa crímenes sin resolver en la ciudad?

-Ninguno. Todos los crímenes están resueltos, juzgados, condenados; y sus autores, cumpliendo sentencia. 

-¿Qué motivación tenían esos asesinatos cometidos en Cáceres?

-La mayoría de los que hemos investigado eran por motivos económicos. Otros por rabia, otros por maltrato. En algunos, los autores habían consumido sustancias. También los ha habido por inquina.

Trayectoria

Agustín González Gutiérrez llegó a Cáceres en 2006 procedente de la Unidad de Asuntos Internos de Madrid. Antes había pasado por Estupefacientes en Barcelona y previamente desarrolló durante 10 años una de las labores más fructíferas de su carrera: formar parte del Grupo Especial de Operaciones (GEO) en la Presidencia del Gobierno con Adolfo Suárez en Moncloa.

«La mayoría de los asesinatos que hemos investigado han sido por motivos económicos»

Este cuerpo ha alcanzado popularidad gracias a la entrega de Amazon Prime Video ‘G.E.O. Más allá del límite’, una nueva serie documental que muestra por primera vez el duro proceso de selección de las incorporaciones al grupo especial de la Policía Nacional de España.

Durante su etapa en Presidencia, González estuvo de jefe de cápsula con Adolfo Suárez, la llamada protección dinámica.

-¿Qué es la cápsula?

-Es donde se mete al objetivo para protegerlo de cualquier circunstancia, agresión o problema que pudiera tener.

-¿Vivió alguna?

-Sí. Y de hecho tengo fotografías.

González se levanta y se dirige a un armario que hay al fondo de su despacho. Saca un álbum de fotos en las que se retrata la agresión que Suárez sufrió en la pega de carteles en la plaza de Chamberí en unas elecciones cuando era todavía presidente del CDS. 

-Tuvimos que reaccionar en ese momento y salió bien», dice orgulloso al mostrar ese álbum donde aparecen decenas de instantáneas que son testigo de las operaciones nacionales e internacionales en las que participó.

-¿Cómo recuerda al expresidente?

-Lo recuerdo como una excelentísima persona. A nivel personal, el trato era magnífico. Se dejaba proteger, asesorar por lo que le dijeses, y tanto él como toda la familia eran muy asequibles y cercanos con el personal de protección.

-Así que su vida se desarrollaba en torno al Palacio de la Moncloa.

-En el palacio trabajaba poco. Lo que hacía era llegar a Moncloa, coger el coche oficial, ir a casa de la personalidad, y estar todo el día con él. En su despacho, pero sobre todo en viajes, eventos. Soltar de nuevo el coche por la noche y volver a casa.

-¿Por qué decidió venir a Cáceres?

-Mis padres, mi mujer, toda la familia, son de Cáceres. Desde que entré en el Grupo Especial de Operaciones era un constante estar fuera de casa. Viajes largos en embajadas... Ibas viendo a los niños crecer por tramos. Y hay un momento que tienes que centrarte en estar con la familia, que es lo que más importa.

-¿De qué se ocupó a su llegada?

-Estuve un par de meses de coordinador y luego como segundo de un grupo de investigación. Al año más o menos, coincidiendo con una remodelación, en la Brigada de Policía Judicial se hicieron los cuatro grupos que hay y me hice cargo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta.

-¿Cuáles son los otros tres grupos de la Judicial?

-Estupefacientes, Delincuencia Urbana y Atención a la Familia.

-¿En su unidad, además de los homicidios, qué más funciones desempeñan?

-También nos dedicamos a investigar lesiones, estafas, delitos tecnológicos, de propiedad industrial e intelectual, financieros...

-Las estafas están ahora...

-Sí, a la orden del día. Han repuntado las que se cometen a través de las redes sociales, por compra de objetos o captación de datos bancarios. Las cuantías más altas vienen del extranjero, a través de llamadas, correos electrónicos o mensajes. También hay otros casos en los que el afectado piensa que lo han estafado y no es así».

-¿Por ejemplo?

-Hace poco tuvimos un caso de alguien que vino a la comisaría diciendo que le habían estafado en la compra de unas gafas Ray-Ban por 19 euros y no eran Ray-Ban. Leyendo la página aparecía claramente el mensaje: ‘Ray-Ban o similares’. También hay casos de suscripciones en los que se acaba cayendo por no leer la letra pequeña. Después hay muchos cargos en cuenta después de usar nuestra tarjeta en una página poco segura. A veces no nos damos cuenta de que proporcionamos demasiados datos y damos facilidades al delincuente. 

«Algunos asesinos te dan la sensación de una frialdad enorme. Otros se derrumban»

Suena el móvil: una llamada del juzgado. Es el día a día en la brigada a la que el próximo 29 de marzo Agustín González dirá adiós porque se jubila. «Llegó el momento», afirma mientras no puede evitar emocionarse.

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Nacido en Madrid, empezó a trabajar muy joven en una empresa de construcción como delineante hasta que al volver de la mili el contrato acabó. Entonces vio que la Policía Nacional necesitaba personal. Entró en los Zetas, una unidad que tenía 180 coches en cada turno. Allí aprendió lo que era ser policía: el contacto con la gente, la ayuda al ciudadano...

Ahora cierra una etapa con un balance positivo: «Me he dado cuenta de que para ser policía no había que ser Superman. Entré en el GEO siendo normalito, porque lo que querían precisamente era eso: gente normalita. He hecho y visto cosas que en otros trabajos no hubiera ni hecho ni visto jamás. He trabajado junto a gente muy buena», recuerda al tiempo que promete dedicarse a su familia y a viajar. «Lo que no haré será ir a ver cómo avanzan los edificios en obras», concluye entre risas haciendo gala de su sentido del humor. Estrecha la mano y como colofón promete: «El 29 lo celebramos»