El nuevo Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Cáceres entrará en funcionamiento mañana martes, 1 de marzo, en las dependencias que, para él, han sido habilitadas en la sede del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx). A las 16.30 horas será visitado por el secretario de Estado de Justicia, Tontxu Rodríguez Esquerdo; la vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y presidenta del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo, Ángeles Carmona Vergara, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, entre otras autoridades, que estarán acompañados por la presidenta del TSJEx, María Félix Tena Aragón.

Momentos antes de la visita, a la que también asistirán el fiscal superior de Extremadura, Francisco Javier Montero Juanes; los miembros de la Sala de Gobierno del alto tribunal extremeño, y el secretario de la Sala de Gobierno, Domingo Bujalance Tejero, tendrán lugar una serie de intervenciones en el Salón de Actos del TSJEx.

Durante los últimos meses se han acometido reformas en la planta baja de la sede del TSJEx, donde se han habilitado, entre otras, una pequeña sala de vistas; una sala de declaraciones; despachos para la magistrada y el letrado de la Administración de Justicia, así como otras dependencias para el trabajo de los funcionarios encargados del funcionamiento de dicho juzgado.

Las dependencias del juzgado se han instalado en la sede del TSJEx debido a la imposibilidad de ubicarlas por falta de espacio en el Palacio de Justicia de Cáceres, en la Avenida de la Hispanidad. Aunque el juzgado de Violencia sobre la mujer, que echa a andar mañana, comenzará atendiendo, inicialmente, casos del partido judicial de Cáceres, se espera que acabe tramitando asuntos de violencia de género de otros partidos judiciales, con el fin de poder ofrecer a todas las víctimas los mismos recursos, con independencia del lugar donde residan. Al nuevo juzgado se accederá por la calle Nidos, junto a la Plaza de las Canterías y su distribución se ha dispuesto de tal forma que víctima y agresor no lleguen a coincidir en ningún momento.