Pilar Murillo nació en el Arco de la Estrella, allí vivían sus padres: María del Pilar Díez de Zugasti y Julián Murillo, un conocido médico y pediatra cacereño, director del Hospital Provincial y de la Casa Cuna, un hombre humilde, querido y respetado en Cáceres que ostentó la mayordomía de la Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Montaña de 1941 a 1967. El matrimonio tuvo ocho hijos.

Pilar vivió la infancia más feliz que se pudiera desear. Estudió en el Sagrado Corazón, con la hermana del Amo, la hermana Hernando y la hermana Pujalte, que era la superiora, una gran señora, educadísima, que supo ganarse el cariño del conjunto de la comunidad educativa. En esos años jugaba con las Jiménez, Nani Díaz... eran una pandilla muy grande.

Procesión de Bajada de la Virgen de la Montaña. RUFINO VIVAS

Al terminar sus estudios trabajó como auxiliar de Puericultura en la guardería del Paseo Alto, donde Dori estaba de profesora, hasta que se jubiló con 64 años (el pasado 4 de enero cumplió 91). «Fue muy bonita esa etapa, yo estaba todo el día con los niños, les daba de comer y aunque no era maestra pasaba todo el tiempo con Dori», recuerda con nostalgia.

Desde 1996 Pilar es camarera de la Virgen, la mujer que viste a la patrona de Cáceres. El mayordomo Francisco Javier Acedo Carrera se lo propuso tras la marcha de la anterior camarera, María Dolores Trespalacios López Montenegro, a la que todos conocían por Dolorina, que sustituyó a su vez a su tía María López-Montenegro, que también fue camarera mayor. El padre de Dolorina, el conde de Trespalacios, fue mayordomo cuando en 1924 La Montaña fue coronada canónicamente en una ceremonia oficiada por el cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, monseñor Reig y Casanova.

Guardería

Pilar se jubiló de la guardería del Paseo Alto y ahora lo hace como camarera después de 26 años al frente de esta responsabilidad. El próximo novenario (la Virgen bajará el 20 de abril) será el último que vestirá a la patrona. Murillo explicaba ayer a este diario que lo deja por los problemas de visión que padece. «Me da pena irme, pero no tengo más remedio», expresó la camarera. Conoce mejor que nadie la imagen de la Virgen, una talla de estilo sevillano realizada en madera de nogal policromada por artista desconocido entre los años 1620 y 1626 a la que los cacereños rinden culto desde el siglo XVI.

La Montaña tiene 165 mantos. Por todos ellos Pilar Murillo siente devoción, aunque destaca el de los Castillos, de las Ánforas y el manto número 1, donado por la reina Isabel II, confeccionado con un traje suyo de Corte en raso blanco, recubierto totalmente de encaje de fondo de malla e hilo de oro y plata. Es el más antiguo de la colección.

La camarera es quien determina qué elementos lucirá la patrona en el novenario. La decisión suele estar tomada a principios de año, con tiempo suficiente para ver el orden en el que se usarán y las flores que decorarán el trono y el templo. Ahora toca pasar el testigo en la persona de su colaboradora, Julita Herrera.