Atiende a este diario camino del ginecólogo porque Silvio está a punto de llamar a la puerta y Marta luce su barriga en el asiento del copiloto en dirección a la consulta. «Ya le he dedicado 200 canciones; bueno, en realidad le he dedicado todas las canciones del mundo», cuenta con esa ilusión indescriptible de un padre primerizo, de esos que saben que a partir de ahora la felicidad de su hijo será mas importante que la suya propia.
Tras la ecografía realiza una pausa en los ensayos y se fotografía junto a su Currito y su Pandereta. A estas horas emprende el viaje hacia Cáceres, ciudad donde le espera la Sala Barroco (plaza de Albatros, 22.00 horas). Aquí, Alberto Romero Nieto, Capitán Cobarde (1983, barrio de Bellavista, Sevilla) presentará una joya que lleva por título ‘Camino de vuelta’, su último disco, editado en octubre pero que tuvo que permanecer aparcado por la pandemia durante año y pico.
Producido por Diego Pozo, guitarrista de Los Delinqüentes, se trata de un trabajo con ritmos más andaluces, donde la guitarra de palo toma el protagonismo y logra un sonido más redondo. Se trata de un proyecto donde aborda temas como la política en la canción ‘Vergüenza’ o la profesión de músico.
De esta manera Capitán Cobarde se reencuentra con su público fiel en un concierto donde, como él mismo dice, se convierte en ‘hombre orquesta’ porque se sube la escenario con la armónica, el piano, la guitarra o la pandereta con ritmos cercanos a las baladas y viajes al punki o el blues.
¿Y por qué ‘Camino de vuelta’? «Cuando eres niño siempre estás de ida, eres cambiante y novelero. Con el paso del tiempo estás de vuelta, lo pasas por tu prisma y tu personalidad se asienta».
‘Camino de vuelta’ «es una mezcla -confiesa Capitán Cobarde- de lo que he sido a lo largo de mi vida. Hablo de la inocencia, de las decepciones, de la rabia, de las cosas que me han frustrado en la profesión, en las amistades o en la vida». Todo eso convierte este disco en una melodía cargada de autenticidad de la que poder disfrutar esta noche en Barroco.
