Las pintadas de la capital cacereña se han convertido es una cuestión grave que debe atajarse desde el centro hasta los barrios, pero no suponen la única forma de vandalismo. Las agresiones contra los elementos del mobiliario urbano destinados a mantener limpia la ciudad son también inquietantes. A lo largo de 2021, los daños en contenedores y papeleras supusieron un coste de 90.000 euros al ayuntamiento, es decir, a todos los cacereños. Pero hay algo peor: la tendencia parece recrudecerse en 2022, de ahí el aviso lanzando desde el Gobierno local.

No están las arcas públicas para fiestas y menos para caprichos de los violentos. A lo largo del pasado año se atacaron un total de 33 contenedores y 283 papeleras en la capital cacereña, de ahí esos 90.000 euros que se necesitaron para su arreglo o reposición. Y solo en los dos primeros meses de 2022 ya se han dañado otros 9 contenedores debido a las últimas acciones vandálicas en la calle Atahulapa y en la avenida de La Hispanidad, por lo que la cifra registrada desde enero preocupa a los responsables municipales.

En lo que va de año se han atacado por ejemplo tres contenedores de la fracción azul (papel y cartón) que han quedado completamente calcinados. También se han vandalizado otros seis contenedores de restos y envases, que han sido igualmente pasto de las llamas, según la información facilitada por la portavoz del Gobierno municipal, María José Pulido.

El balance de 2021 revela que la mayoría de los contenedores agredidos (quemados, rotos o simplemente desaparecidos) fueron de restos en general (21), seguidos ya de lejos por los amarillos para envases ligeros (6), los azules de papel y cartón (4) y los verdes destinados a vidrio (2).

Las consecuencias

Y ojo, porque todos estos daños contra el patrimonio público están recogidos en la nueva Ordenanza Municipal Reguladora de Limpieza Viaria y Gestión de Residuos Municipales, que entró en vigor el pasado 1 de junio y que por tanto actualiza la regulación de las infracciones que pudieran derivarse por contravenir sus contenidos. Así, en su artículo 9 recoge las ‘Prohibiciones y Deberes’, y dentro del punto 15 deja claro que «se prohíbe la manipulación de papeleras y contenedores en el espacio público y en particular, moverlas, volcarlas o arrancarlas, pintarlas, colocar en ellas carteles o pegatinas, o cualquier otro acto que las deteriore o las haga inutilizables para el uso al que están destinadas». Pero además, no se permite la colocación de carteles, adhesivos o cualquier soporte publicitario sobre estos elementos.

Las infracciones son serias. La nueva normativa local considera muy grave «robar, quemar o destruir contenedores, papeleras y cualquier otro mobiliario, equipo o instalación» objeto de la ordenanza de limpieza viaria. Las sanciones van de 1.500 a 3.000 euros. Asimismo, las multas oscilan entre 750 y 1.500 euros para los graffitis, regulados en un artículo específico (20), que recuerda que están completamente prohibidos sobre cualquier elemento de la vía pública, pero además insta a los propietarios de las fachadas afectadas a «actuar con la mayor diligencia para mantenerlas exentas de pintadas».

Los infractores están obligados al pago de la sanción establecida, y si procede, «a la reposición y restauración de las cosas al estado en que se encontraban con anterioridad» a la agresión, recoge la ordenanza. Si no lo hicieran, el ayuntamiento podría imponerle además multas coercitivas que se sumarían a la anterior.