Graffiti es un término italiano. Aunque sorprenda a muchos, entre los romanos ya existía la costumbre de dejar inscripciones ocasionales sobre muros y columnas, desde consignas políticas hasta insultos o declaraciones amorosas. El concepto moderno, el del aerosol, surgió en Filadelfia y Nueva York como un movimiento urbano rebelde dentro de la cultura Hip Hop desde la década de los 60. En Cáceres, donde las primeras pintadas se vieron muy pronto, en los años 70, existen muros legales con obras de mucho ingenio y calidad artística. Pero la proliferación de la pintada vandálica, sucia, chapucera y agresora contra el patrimonio se ha extendido en las últimas décadas hasta convertirse en un problema realmente serio para la imagen de una ciudad que forma parte del elenco de la Unesco. El ayuntamiento cacereño quiere ponerle coto con una nueva medida: la Mesa del Graffiti.

 Basta decir que durante la actual Campaña de Limpieza de Graffitis, la cuarta que realiza el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica para acabar con las pintadas de las calles incluidas en el área del Plan Especial, se están eliminado 540 metros cuadrados de firmas, dibujos, siglas, frases, borrones, despropósitos... Se ubican además en una amplia zona eminentemente céntrica y turística, por donde transitan muchos de los visitantes que vienen a conocer el Tercer Conjunto Monumental de Europa, el auténtico lienzo que les atrae. Además, no se respeta nada. Según el informe facilitado por el ayuntamiento, las pintadas cubren fachadas, muros, esquinas, puertas, ventanas, garajes, colegios, escaparates, templos...

Resultado de la campaña de supresión de pintadas en la calle Sierpes de Cáceres. CONSORCIO CÁCERES CIUDAD HISTÓRICA

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el graffiti no está permitido en ninguno de los elementos urbanos de las calles cacereñas. Simplemente se trata de una práctica prohibida. No hay más vueltas. Las última Ordenanza Municipal de Limpieza Viaria y Gestión de Residuos Municipales, aprobada hace menos de un año (junio de 2021), considera una infracción administrativa grave «las pintadas en la vía pública sobre elementos estructurales, calzadas, aceras, mobiliario urbano, muros y paredes», y contempla sanciones de 750 a 1.500 euros, sin perjuicio de tener que subsanar el daño si así se considerase procedente, además de exigir al infractor responsabilidades de carácter penal o civil si se diera el caso.

Solo es posible pintar en los muros considerados ‘legales’, que en Cáceres tradicionalmente se han ubicado en el instituto García Téllez, la Ciudad Deportiva, los campos de Pinilla, las pistas de skate de Los Castellanos o algunas otras paredes. El resto está blindado, pero no lo parece, porque la cuarta campaña de limpieza ha tenido que actuar en una extensa franja que comprende las calles Sierpes, Amor de Dios, Camino Llano, plaza Marrón, Casas de Cotallo, Donoso Cortés, Pizarro y travesía, Cornudilla, Hornos, Sergio Sánchez, Roso de Luna, De la Cruz, Ríos Verdes, Andrada, Santo Domingo, Sancti Espíritu, plaza del Duque, y travesía Gabriel y Galán. 

Entorno de Santo Domingo. La eliminación de graffitis cambia completamente la imagen de esta zona. CONSORCIO CÁCERES CIUDAD HISTÓRICA

Las imágenes ya disponibles del ‘antes’ y el ‘después’ son evidentes y han requerido un desembolso (otro más) de 12.000 euros. «Un 28% de las pintadas necesitan una nueva capa de pintura porque afectan a elementos de carpintería (metálica o de madera). Otro 30% están sobre enfoscados de cemento y precisan la misma respuesta. El resto, un 42%, reciben un tratamiento de chorro de agua a presión, al ser fachadas monocapa, morteros coloreados y morteros de calidad», explica el concejal de Patrimonio, José Ramón Bello.

Por todo lo expuesto, la mejor solución pasa realmente por no tener que hacer más campañas de limpieza. Éste es el propósito de la Mesa del Graffiti, «un foro de expertos que vamos a organizar desde el ayuntamiento en el que pretendemos sentar a personas de todos los ámbitos: la educación, la justicia, la policía, las empresas de limpieza, el consorcio, los profesionales de la restauración, las asociaciones de vecinos, otros colectivos y los propios graffiteros. El objetivo es analizar a fondo el problema y extraer las mejores opciones para evitar que suceda», precisa Bello.

«Hay que educar y concienciar, pero también ser contundentes con quienes cometen estos daños en la vía pública»

JOSÉ RAMÓN BELLO - Concejal de Patrimonio

La pandemia ha impedido celebrar la mesa antes «porque estos encuentros deben ser presenciales. Queremos hacerlo ya, queremos generar una experiencia que se traduzca en una buena praxis. En otras ciudades se ha llevado a cabo con bastante acierto», argumenta el concejal de Patrimonio.

La clave está en lograr un doble objetivo. Por un lado, «concienciar, educar y difundir, lograr una política eficaz para tener una ciudad agradable». Es decir, prevenir y reducir las pintadas. Pero por otro lado, «también muy importante, ser contundentes con aquellos casos en los que se intercepta a las personas que provocan los daños», matiza José Ramón Bello. Cabe destacar que el ayuntamiento está contando con la colaboración de la Justicia, «para que sean sanciones pedagógicas en las que, más allá del pago de la multa, los autores también tengan que ayudar en tareas sociales y en los trabajos de limpieza de ese tipo de acciones», señala Bello. El gran reto, al fin y a la postre, «consiste en no vernos obligados a realizar más campañas porque la capital cacereña haya logrado estar limpia».

Así ha quedado la calle Andrada de Cáceres tras la limpieza de las fachadas. CONSORCIO CÁCERES CIUDAD HISTÓRICA

Lo más difícil, sin duda, será llegar hasta los jóvenes que van dejando su firma y sus garabatos por la ciudad. Así lo explican artistas urbanos, ya que algunos de esos jóvenes ni siquiera tienen inquietudes creativas, solo quieren dejar su pintada. Por ello, consideran que lo que realmente se necesita es una buena dosis de «educación».