Ayer los recogieron en el hotel de la estación de esquí de Przemysl, en Polonia, cuyo propietario ha convertido en un refugio que acoge a ciudadanos ucranianos que huyen de la zona de conflicto en su país de origen. Han pasado la noche en Alemania y han parado a comer en Nuremberg, donde han vivido momentos de tensión después de que prorrusos se hayan acercado a ellos y los hayan increpado. A esta hora ya están en territorio francés. Desde la autovía, los policías locales Chema Melchor y Miguel Ángel Pulido hablan para este diario. Les acompañan cuatro madres y tres niños que el próximo martes dejarán en Sevilla y Rota, ciudades donde el consulado de Ucrania y el Ministerio de Asuntos Exteriores han dispuesto que inicien una nueva vida durante el tiempo que se alargue el conflicto y en tanto cuanto puedan regresar a casa.

Pulido y Melchor forman parte de una expedición organizada por la Asociación IPA y la oenegé SOS Ayuda sin Fronteras en la que participan seis furgonetas que también proceden de Sevilla y Monesterio y en las que viajan en conjunto 28 personas, de ellas 23 refugiados, todos mujeres y niños. También les acompañan dos perros, mascotas de dos familias.

Parada en Nuremberg para comer. EL PERIÓDICO

En el coche, que ha sido donado por Frutas Carolina (un negocio que regentan en la plaza de la Conce unos familiares de Miguel Ángel) los agentes vuelven con cuatro madres y tres niños que el pasado 8 de marzo huyeron de la ciudad de Járkov. bombardeada por las tropas rusas de Vladimir Putin. "Procuramos hablar de cosas simples, no entrar en profundidades. Intentamos que no se vengan abajo. Vamos cogiendo más confianza con ellos, pero esto es muy duro. Tuvieron que escapar de su ciudad, dejándolo todo", cuenta Melchor, que indica que logran entenderse gracias al traductor de Google. Si ayer colocaron al pequeño de la expedición en el asiento delantero, hoy le ha tocado a una de las niñas. Solo su mirada atraviesa el alma.