Benjamín Talaván Domínguez es un sacerdote diocesano de 42 años que lleva 15 ejerciendo su ministerio, y lo hace prácticamente sin tregua. Tiene cuatro parroquias y dos alquerías bajo su responsabilidad: Caminomorisco, Casar de Palomero, Rivera Oveja, Cambroncino (con los pequeños núcleos de Aceña y La Dehesilla), La Huerta y Cambrón. Ejerce además como arcipreste de Las Hurdes, y por tanto coordina la acción pastoral en la comarca.

Sabe que el número de religiosos es limitado y se entrega cada día a su labor. «Antes el párroco no salía de su pueblo, hoy los sacerdotes llevamos varias parroquias e incluso nos desplazamos hasta otras para apoyarnos entre nosotros cuando se hace necesario. Los municipios que atiendo están en un perímetro de aproximadamente unos 20 o 25 km. Al año vengo haciendo unos 30.000 kilómetros al coche», calcula.

Montañas arribas, pinares abajo, Benjamín Talaván recorre Las Hurdes para aplicar sus dos «máximas» en el día a día: «Disponibilidad para atender espiritualmente a todas las personas que la diócesis me ha confiado en esta labor, y cercanía con todo el mundo, me refiero tanto a la gente que viene a la iglesia como a los que no vienen o no practican la fe, porque muchas veces buscan tu apoyo cuando atraviesan situaciones delicadas y por supuesto nos encuentran», subraya.

«Estamos con la gente porque debemos estar ahí, en los pueblos. Algunos se marchan pero otros se quedan, y hay personas que lo pasan mal, que precisan acompañamiento, muchas son mayores… Tratamos de buscar soluciones cada vez más complejas con la despoblación, pero desde la Iglesia transmitimos esperanza, que es lo que se necesita ahora con la crisis, la pandemia, la guerra, el desempleo, las situaciones familiares complicadas…», subraya el párroco.

Reconoce, eso sí, que a veces siente la «congoja» de ver la caída poblacional del mundo rural, de la propia tierra donde también nació, Las Hurdes. «Se habla mucho de cuidar la España vaciada y envejecida, pero sin un cambio en la tendencia de la natalidad, si los pueblos se quedan sin niños, particularmente lo veo difícil», reflexiona el sacerdote.