Fuente Fría ha vuelto a quedar anegada por las aguas. No es la primera vez. Es un mal endémico de uno de los manantiales más tradicionales de Cáceres. Las actas de sesiones del ayuntamiento durante los siglos XIX y XX ya exponían la necesidad del arreglo de este lugar y de la premura en incrementar su escaso caudal. «Desde hace años, Fuente Fría dispone de un desagüe que conecta con la Ribera. Cuando llueve mucho y sube la cota por encima de ese desagüe, la fuente se inunda», explica el concejal de Infraestructuras, Andrés Licerán.

Ha sido la Asociación de Amigos de la Ribera del Marco la que ha alertado esta mañana de esta situación a través de su perfil de Twitter. Con premura, el alcalde, Luis Salaya, ha respondido. Los técnicos municipales se han desplazado hasta el lugar y han solventado la situación. La ciudad registró ayer importantes precipitaciones (se llegaron a alcanzar los 30 litros por metro cuadrado). La Ribera, siempre agradecida, los absorbió como una esponja.

Las aguas de Fuente Fría se han usado para el consumo en las casas de cientos de hogares cacereños, son buenas contra los cálculos de riñón y para cocer los garbanzos. La historia escrita habla de millones de agravios cometidos contra este paraje, con un cartel que se aparece al caminante lleno de pintadas y un entorno rodeado de barro