La crisis del microchip y la guerra de Ucrania obligan a Catelsa a parar parte de su producción. Desde principios del mes de marzo el número de pedidos ha sufrido un descenso de más del 20%, por lo que la empresa, una de las más grandes de la ciudad, ha decidido prolongar el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) hasta finales de año (expiraba el próximo 31 de marzo). Afectará a algunos sectores de la planta, que pararán a partir de la próxima semana, tal y como avanzó el director, Jean Luc Wisniewski.

La causa principal de esta reducción de clientes es la crisis del microchip, que se creía ya superada pero que ha vuelto a hacer mella en el sector automovilístico, que no puede seguir produciendo sin este componente. A la escasez de los microchips que se arrastra desde la pandemia (con los confinamientos aumentó la adquisición de aparatos electrónicos y los productores se quedaron sin excedente), se une ahora que China ha vuelto a decretar el cierre de varias de sus regiones debido al avance de la variante Ómicron. Una de ellas es el principal proveedor de microchips, lo que ha paralizado de nuevo su exportación. «Muchas veces tenemos los pedidos terminados pero el cliente nos dice que no viene a por ellos porque no tiene microchips. Sin esto, lo que nosotros le servimos no le sirve para nada porque no puede seguir ensamblando», explicó.

A esto se une también la guerra de Ucrania. Volkswagen suspendió su producción en Rusia a principios de marzo y esta semana ha hecho lo propio Renault y, aunque no son sus principales clientes, esto también afecta a la producción de la planta cacereña. Además Catelsa se surtía de materias primas ucranianas (sobre todo productos químicos que sirven para reforzar el caucho) que ya no se sirven por la invasión. Hay que buscarlas en otros mercados pero la escasez encarece los precios, lo que dificulta también el trabajo.

No más contratos

Todo ello ha llevado a que a partir de hoy la planta cacereña se vea obligada a prescindir de los 28 empleados temporales que había contratado a principios de año tras el auge de la producción (sus contratos finalizan hoy viernes y no se renovarán). Y es que hace menos de un mes Wisniewski comparaba la situación con la época prepandemia y las expectativas para los próximos meses eran también buenas, pero de nuevo el covid (en China) y ahora la guerra lastraron los planes de la empresa cacereña.

Ante la actual situación ayer Catelsa negoció con los trabajadores la prórroga del ERTE que presentó en octubre y que estará activo hasta final de año. De momento, a partir de la próxima semana parará una parte de la producción, aunque por ahora su director desconoce si será en días alternos o de forma continuada.