Las torres continúan siendo objeto de disputa en pleno siglo XXI, al menos lo son en Cáceres, en sus tribunales. Esta semana se ha dictado una sentencia que ratifica lo que en un principio es obvio: son un bien de dominio público, pero que no lo parece tanto porque son motivo de un procedimiento judicial, que en este último caso todavía no ha terminado, ya que cabe recurso. La muralla de Cáceres y sus torres son el principal elemento de la parte antigua. Pero hasta hace poco han sido una de las grandes desconocidas, hasta que se recuperó la torre de Bujaco y se reabrió al público. La que ahora es motivo de diferencia es la torre Redonda, un bien que, lo mismo que Bujaco y Púlpitos, se quiere abrir al turismo con un nuevo acceso desde el adarve, pero el problema es que a este bien también se accede desde una vivienda, sus titulares son los que han disfrutado de la misma durante los últimos dos siglos y medio, una situación que en unos meses cambiará.  

El juzgado de instrucción número 3 ha aplicado en su sentencia de esta semana el mismo criterio que hace trece años siguió el número 4. Una concesión de gracia y merced, que es lo que tienen los titulares de la vivienda desde la que se accede a la torre, no puede interpretarse como un derecho de propiedad del bien, según la conclusión a la que llegaron los dos juzgados en sus sentencias de 2009 y 2022.

Lo llamativo de estos procesos es que se sentencia sobre el alcance de decisiones que el ayuntamiento adoptó en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se dieron esas concesiones de gracia y merced. Historiadores han pasado en estos dos procesos por los juzgados para que el tribunal pudiera adoptar un acuerdo. Esas concesiones de gracia y merced, en un caso dada en el año 1764 para la torre de los Púlpitos y en 1762 para la torre Redonda, se tienen que interpretar como derechos de uso, pero nunca de propiedad.

La reciente sentencia del juzgado de instrucción número 3 despeja el camino para que el ayuntamiento pueda intervenir en el tramo de la muralla que está entre la torre del Aver y la puerta de Mérida, una reforma que prevé que la torre en disputa, en la esquina sur del recinto amurallado, se pueda visitar. Lo que se busca es sacar un mayor provecho a la muralla como atractivo turístico.

Esta intervención en el tramo de la puerta de Mérida se repetirá en los próximos años en otros. Ante los problemas que ya se preveía que habría con particulares que tienen sus casas en la muralla, el ayuntamiento adoptó en 2018 el acuerdo de inscribir tramos en el registro de la propiedad como bienes de dominio público, una condición en la que insiste el juzgado de instrucción número tres en su sentencia del 21 de marzo, en la que, cuando se entra en el fondo del asunto, subraya que el inmueble objeto del pleito es un bien de dominio público inalienable, inembargable y también imprescriptible. La batalla judicial por la torre la gana de momento el ayuntamiento, que ahora tiene que sacar a concurso la ejecución de la obra para la reforma de este tramo para poner en valor el lienzo de la muralla que está junto a las torres del Aver, una de las menos conocidas del recinto, y Redonda. El proyecto ya está redactado y, una vez que se cuente con todas las aprobaciones de la comisión de Patrimonio, la reforma se podrá acometer por fin y ganar la torre para toda la ciudad.